(Foto: Alessandro Currarino / Archivo El Comercio)
(Foto: Alessandro Currarino / Archivo El Comercio)
Federico Salazar

La señora ha puesto el grito en el cielo. El Ministerio Público adecuó la investigación en su contra bajo la ley de crimen organizado. Es “inaceptable”, ha dicho.

“Es el colmo”, ha comentado la lideresa de Fuerza Popular, “calificarnos de organización criminal por hacer cocteles” (en su cuenta Twitter).

Alguien en su partido debería asesorar a la aspirante a la Presidencia de la República.

La fiscalía la está investigando. Tal investigación debe tener un marco legal. El Ministerio Público ha decidido que este sea el de la ley contra el crimen organizado.

Nadie, que se sepa, ha atribuido a la señora Fujimori ser culpable del delito de crimen organizado. Si después de la investigación se encontrara fundamento para ello, recién entonces se haría una acusación fiscal.

Una acusación fiscal tampoco es una sentencia. El fiscal acusa, pero si el juez no ve fundamento, no hay sentencia en contra. La señora Fujimori se queja como si la adecuación legal del expediente fuera una sentencia.

Si la señora Fujimori fuera presidenta hoy, ¿cómo reaccionaría ante una acusación? ¿Respetaría la independencia de poderes? ¿Esperaría tranquila a que se demuestren las acusaciones eventualmente falsas?

La señora ha adelantado la respuesta. Si ella llegara a ser presidenta, cabe esperar de ella hacerse la ofendida, pero no respeto a la justicia ni serenidad frente a la fiscalización.

La presidenta de Fuerza Popular reacciona así ante la investigación. Y si reacciona así sin ser funcionaria, ¡cómo lo haría de serlo!

No tengo un prejuicio contra ella. Me sorprende, sí, que tenga poca ecuanimidad quien pretende el voto popular.

La señora Fujimori, además, debe saber a qué va. Ser político en el Perú es ser sospechoso.

Yo sospecho de Alejandro Toledo. Yo sospecho de Alan García. Yo sospecho de Ollanta Humala. ¡Y todos han sido presidentes del Perú!

Un político no debe pretender que se lo considere un ser prístino venido de la esfera celestial. Los peruanos tenemos derecho a sospechar. Los políticos se lo han ganado con esmero y dedicación.

Un político en el Perú, más bien, debe dedicarse a demostrar que también hay gente honesta en la política. La presunción de inocencia es un principio que deben respetar los jueces; la opinión ciudadana no está obligada a ello.

Rasgarse las vestiduras cuando a uno lo investigan es la peor estrategia para un político en el Perú de hoy. Si quiere conquistar el voto popular, debe aceptar su condición de político. Debe esforzarse por recuperar la confianza del votante.

La señora Fujimori reconoce que está en política, pero no quiere que la traten como política. “Estoy en política, nunca me negaré a que me investiguen, pero calificarnos de organización criminal por hacer cocteles es el colmo”.

La señora Fujimori debería decir: “Estoy en política, no me niego que me investiguen y, por eso mismo, agradezco que me investiguen bajo la ley que sea”.

“Que me investiguen, pero no me investiguen” no es una expresión lógica. Recomendamos a todos los políticos recuperar un poquito de la lógica más elemental.

La señora Fujimori tiene futuro, por lo joven que es. Debe aprender, sin embargo, algunas cosas.

Si Keiko Fujimori quiere ser lideresa nacional, debe cambiar de táctica. No debe hablar para escándalo de sus seguidores, sino para convencer a los ciudadanos en general.

Debe ser duro que a uno lo consideren sospechoso de antemano. A los políticos, sin embargo, nadie los obliga a meterse en esa actividad.

Los políticos deben saber que ese es el punto de partida. Y si no quieren ver la realidad, están ciegos. Los que están (o se hacen) los ciegos no pueden guiar a los demás.

Más de una decena de gobernadores regionales están o estuvieron presos. La cantidad de alcaldes involucrados en casos de corrupción es enorme, para no hablar de los involucrados en asesinato. Tenemos dos ex presidentes presos y uno fugado de la justicia. ¿Puede haber alguna investigación que sea “el colmo”?

Pidan perdón, primero, y ya veremos si recuperan la confianza.