Editorial: Lentejas unidas
Editorial: Lentejas unidas
Redacción EC

Según reveló este sábado el congresista , de la bancada de Dignidad y Democracia, a mediados de la semana pasada el ex sacerdote visitó al detenido ex gobernador regional de Cajamarca en el Penal Piedras Gordas II de Ancón, donde cumple 14 meses de prisión preventiva por acusaciones de asociación ilícita para delinquir, cohecho y colusión agravada y simple.

Contra lo que podría pensarse, el propósito de la visita no fue brindar confortamiento espiritual al líder del Movimiento de Afirmación Social (MAS) en su encierro, sino –siempre según Rimarachín– coordinar la posible creación de una alianza electoral de izquierda para el 2016. De hecho, aparte de los ya mencionados, estuvieron presentes en la reunión otros dirigentes de ese mismo sector político, como Pedro Francke (de Tierra y Libertad, que lidera el propio Arana) y Tito Prado (del Frente Patriótico).

Como se sabe, existen en estos momentos dos esfuerzos simultáneos en el llamado ‘progresismo’ peruano por consolidar frentes que cumplan con el viejo sueño de tener a toda la izquierda unida. Por un lado, el que integran las organizaciones de Yehude Simon, Susana Villarán, Salomón Lerner Ghitis y algunas más. Y, por otro, el que lidera Tierra y Libertad, pero que hasta el momento no ha conseguido demasiadas adhesiones.

Es quizá en ese apremio que el señor Arana ha decidido tantear la posibilidad de formar un frente con el MAS y Gregorio Santos, soslayando los serios cuestionamientos que pesan sobre este. Recordemos, para empezar, que la fiscalía lo señala como la cabeza de una ‘organización criminal’, que es acusado de presuntos actos de corrupción en 11 procesos de contratación de obras y servicios valorizados en más de S/.129 millones; y que, según un informe de la contraloría, existirían documentos que demuestran que habría recibido más de S/.800 mil en sobornos de parte de empresarios beneficiados con las obras licitadas por su gestión.

De hecho, por solo citar dos ejemplos de las pruebas que existen contra el señor Santos, Wilson Vallejos, empresario que ganó licitaciones por S/.130 millones durante la administración de Santos, divulgó audios de conversaciones suyas (cuya autenticidad está confirmada) en las que sostenía que él “prácticamente manejaba” Pro Región –entidad a la que Santos transfirió grandes sumas para infraestructura regional– y que lavaba –y sacaba por Tumbes rumbo a cuentas panameñas– el dinero del señor Santos: “Yo ahorita tengo que darle su billete a ese ‘on, y estoy que le lavó todo su billete a ese ‘on”. En tanto, un colaborador eficaz señaló que la mano derecha de Santos, José Panta Quiroga, recibió coimas por S/.403.681 y la contraloría corroboró que estos habían sido ingresados a sus cuentas del Banco de Crédito e Interbank. 

A esto, por último, se le suma ahora la acusación planteada por el fiscal anticorrupción Elmer Chirre el pasado jueves, en el sentido de que Santos habría recibido S/.100 mil como pago por licitar obras financiadas por el

Lo cierto es que el paso por agua tibia de todos estos claroscuros morales supone para Arana un costo político enorme. No solo porque parece estar anteponiendo las necesidades electorales al evidente efecto negativo de una asociación tan inquietante, sino porque con ello evoca inmediatamente los problemas del mismo corte que han surgido dentro de su propia organización, Tierra y Libertad y de los que, dicho sea de paso, él solo deslindó cuando la suciedad estaba ya a la vista y paciencia de todo el mundo de manera pristina.

Nos referimos específicamente a lo ocurrido con el ya famoso Pepe Julio Gutiérrez, hasta hace poco dirigente de ese partido y, además, gestor de las protestas contra Tía María. Como se sabe, él se encuentra cumpliendo nueve meses de prisión preventiva mientras se lo investiga por los presuntos delitos de extorsión y asociación ilícita para delinquir. Esto tras la difusión de audios en los que se lo escucha exigiendo 1,5 millones de “lentejas” a un supuesto representante de la empresa minera Southern Perú.

Con esos datos en mente, ante el anuncio de una eventual alianza entre el MAS y Tierra y Libertad, es lógico que la ciudadanía piense en otras coincidencias antes que en las ideológicas o programáticas. Y se puede anticipar, al mismo tiempo, que está vez tampoco la eventual unión de las izquierdas –la de estas, por lo menos– hará la fuerza, porque no hay forma de que dos malas reputaciones, juntas, hagan una buena.