El primer ministro Salvador del Solar se presentará ante el Legislativo el próximo 4 de abril. (Foto: Manuel Melgar / GEC / Video: TV Perú)
El primer ministro Salvador del Solar se presentará ante el Legislativo el próximo 4 de abril. (Foto: Manuel Melgar / GEC / Video: TV Perú)
Editorial El Comercio

Ayer el presidente del Consejo de Ministros, Salvador del Solar, se mostró optimista a propósito del voto de investidura que irá a solicitar la próxima semana al Congreso. “Confiamos en que el Legislativo nos escuchará, evaluará y […] nos dará la confianza para seguir trabajando por el país”, afirmó en una presentación ante la prensa. Y la verdad es que nada de malo hay en que encare los retos que tiene por delante con esa actitud positiva.

Preocupa, sin embargo, la poca gravitación que les concedió en esa misma circunstancia a algunos problemas que enfrenta en estos días el gobierno y que sin duda influirán en la decisión que deberá tomar la representación nacional el 4 de abril.

Nos referimos concretamente a las objeciones que ha planteado el partido Contigo a la permanencia de Carlos Bruce en el portafolio de Vivienda (al que acaba de retornar) y a lo que pueda ocurrir en el futuro inmediato en el conflicto de Las Bambas.

En lo que concierne a lo primero, la mencionada organización política ha señalado que, habida cuenta de que han recaído sobre Bruce “imputaciones penales investigadas por el Ministerio Público que fueron cometidas en el período en que ejerció funciones en el sector que actualmente conduce”, su permanencia en el puesto “no abona a la lucha contra la corrupción porque lo empodera como investigado y pudiera usar el poder de su cargo en influencias, presiones o entorpecimiento de las investigaciones”.

Y en lo que toca a lo segundo, es evidente que la tensión que se vive en Cusco y Apurímac por los bloqueos por parte de los comuneros de Fuerabamba de una vía nacional y de los accesos al ya aludido campamento minero puede desencadenar situaciones de violencia de las que el gobierno no podría desentenderse.

El ministro Del Solar, en ese sentido, no acierta al decir: “Consideramos que esto es totalmente independiente del discurso de investidura que como Gabinete […] presentaremos ante el Congreso”.

Es claro, por ejemplo, que a través de él la actual administración será cuestionada por sus distintas actitudes ante casos en alguna medida comparables. Recordemos que cuando los ahora ex ministros Salvador Heresi (Justicia) y Patricia Balbuena (Cultura) tuvieron que lidiar con situaciones que perturbaban políticamente sus gestiones –pero no constituían materias por las que ellos mismos pudieran ser investigados o encausados–, la vocación del Ejecutivo por curarse en salud se manifestó de inmediato.

El 13 de julio del año pasado, en efecto, cuando la divulgación de una comunicación entre el entonces titular de Justicia y el ex magistrado César Hinostroza levantó la suspicacia ciudadana, el presidente Vizcarra escribió en Twitter: “Por la salud de la reforma del sistema de justicia, he solicitado al ministro Heresi su renuncia al cargo”.

Y el 30 de noviembre, en la estela de una denuncia que involucraba al ya licenciado viceministro de Patrimonio e Industrias Culturales en adjudicaciones irregulares, el mandatario anunció que había ‘aceptado’ la renuncia de la señora Balbuena por considerar que ello iba a “ayudar a que sea imparcial el análisis para poder determinar” las responsabilidades.

Como es obvio, no se ha procedido ahora con el mismo prurito de asepsia.

Sobre el conflicto de Las Bambas, por otro lado, el propio Del Solar expresó el 20 de marzo que se trataba de “un problema económico entre una comunidad y una empresa” y que la responsabilidad del gobierno consistía en asegurar que siempre existan canales pacíficos para la solución de controversias... Una posición que será difícil de sostener ante el Parlamento no solo si la protesta se desborda, sino sencillamente si el problema económico que el bloqueo de vías ha suscitado subsiste para el día de su presentación.

El presidente del Consejo de Ministros no debe asumir, en consecuencia, que la obtención del voto de investidura está garantizada. Le corresponde, más bien, dar explicaciones sobre el contraste de reacciones frente a los ministros cuestionados y mostrar un involucramiento proactivo en la solución del conflicto que se vive en el sur del país.

La confianza tiene que ganarse.