Decir que acompañan a Roberto Leguía “todos los que han conservado su albedrío, todos los que aman la República” no solo es una exageración, sino hasta una extravagancia. Quizá algunos de los que tienen albedrío y amor a la república estén a su lado, por esas aberraciones de las cuales el espíritu humano no se halla nunca libre, pero serán no solo pocos, sino poquísimos. Hay una minoría de senadores y diputados que pretende que Roberto Leguía sea presidente del Perú, sin embargo la única salida política es que haya elecciones generales.