La vida de los pobres en Londres es muy dura. Con 24 chelines de renta semanal, de la cual ocho son para el alquiler de la casa, una familia compuesta de seis personas solo puede contar con 16 chelines para hacer el milagro de mitigar el hambre, de vestirse y calzarse, y de comprar carbón, petróleo y jabón para el lavado de la ropa. No es posible comprender cómo una madre en semejantes condiciones puede dar una dieta saludable a sus hijos. La leche es un artículo de lujo en los barrios pobres de la opulenta Londres.