En Francia, el general Gallieni resolvió “movilizar” a las mujeres para que tuvieran la posibilidad de servir a su patria y mantener con sus ganancias el bienestar de los hogares. Muchas comenzaron con trabajos de escritorio, en oficinas públicas. Inmediatamente destacaron por su inteligencia y capacidad administrativa. Después pasaron a ocupar empleos de todo tipo efectuando duras tareas incluso en las fábricas. Tienen un horario de siete horas al día por el cual se les paga cuatro francos, también diarios. Pero es en los hospitales donde brillan esplendorosamente.
H.L.M.