(Ilustración: Giovanni Tazza)
(Ilustración: Giovanni Tazza)
Hace 100 años

La Sociedad de Beneficencia de Lima viene construyendo el primer sanatorio para tuberculosos, en Jauja, gracias a la filantropía de Domingo Olavegoya. El tuberculoso, apenas se inicia su mal, debe ir al sanatorio, único remedio hasta ahora conocido para devolverle la salud. Es verdad que los tuberculosos se cuentan por millares y que, desgraciadamente, en el futuro sanatorio Olavegoya en principio solo habrá 40 camas, desproporción monstruosa y que impide que se lleve a cabo una lucha verdaderamente eficaz en contra de esa terrible dolencia. Jauja tiene un clima privilegiado.
H.L.M.