El 28 de julio el presidente Augusto B. Leguía leyó su Mensaje a la Nación ante el Congreso de la República. Al iniciarlo, dijo: “Cumplo mi deber con la serenidad de las conciencias que desempeñan una misión ardua y penosa, pero asidua e incansablemente cumplida. En esta faena vosotros, señores representantes, sois llamados a ser los principales y más abnegados colaboradores. Permitid por ello que al iniciar mi exposición os dé mi calurosa bienvenida tanto en mi nombre como en el de la Nación entera que espera mucho de vuestros acuerdos”.
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