Informan desde Nueva York que la lucha de los agentes que tratan que se cumpla debidamente la llamada “Ley seca” encuentra grandes dificultades para destruir los depósitos de licor y las destilerías clandestinas que se han puesto en marcha en casi todos los estados de Norteamérica. También se trata de evitar el contrabando no solo por tierra, desde Canadá, sino también en las inmensas costas de ese país. Es increíble la perversa capacidad creativa de quienes por dinero quieren seguir destruyendo la salud y la conciencia con el licor.
H.L.M.