El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, en una reunión con su homólogo estadounidense, Donald Trump, en Nueva York (Foto: AFP).
El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, en una reunión con su homólogo estadounidense, Donald Trump, en Nueva York (Foto: AFP).
Alex Pascal

La queja del denunciante y las notas desclasificadas relacionadas con la llamada telefónica del 25 de julio del presidente al presidente Zelensky de han provocado preguntas serias sobre el manejo de parte del gobierno de Trump del uso de los sistemas de seguridad nacional para salvaguardar información sensible.

Para comprender cualquier posible abuso de la administración Trump en esta comunicación se requiere comprender el proceso mediante el cual las llamadas telefónicas presidenciales con líderes extranjeros se manejan dentro de la Casa Blanca. Según mi experiencia, creo que la ‘transcripción’ que la Casa Blanca publicó de la llamada telefónica podría no reflejar completamente la conversación del presidente con Zelensky.

Se supone que el proceso de producción de ‘memcons’ genera un registro lo más preciso y detallado posible de la conversación del presidente con un líder extranjero. Así es como funciona: la Sala de Situación de la Casa Blanca, que conecta y toma notas sobre las llamadas de líderes extranjeros al presidente, genera un primer borrador del ‘memcon’ lo más literal posible. El personal de la Sala de Situación envía por correo electrónico el borrador de la memoria a los miembros del Consejo de Seguridad Nacional que participaron en la llamada para integrar sus notas en el borrador inicial.

A continuación, el personal del Consejo de Seguridad crea un “paquete” formal que combina las notas de la Sala de Situación con las suyas, que se convierte en la memoria oficial final.

El ‘memcon’ se puede editar en cualquier momento del proceso de producción y revisión hasta que se apruebe y se envíe a la oficina de registros del Consejo de Seguridad. Durante la administración de Obama, las ediciones en los paquetes de ‘memcon’ no fueron sustantivas, pero la acusación del denunciante sugiere que la práctica puede haber cambiado en la administración Trump. El ‘memcon’ lanzado al público la semana pasada podría no ser el único, o el registro más completo de la Casa Blanca de la conversación presidencial.

Notablemente, para cumplir con la Ley de Registros Presidenciales, los sistemas de gestión de documentos del Consejo de Seguridad para el procesamiento de “paquetes” probablemente habrían capturado cualquier edición electrónica en la memoria.

Hacemos todo esto para dos propósitos críticos. Primero, recuerda a los funcionarios de seguridad nacional lo que se discutió y a qué se comprometieron (y no se comprometieron) el presidente y el otro líder. En segundo lugar, una memoria fiel es un valioso registro histórico para ilustrar a las futuras generaciones sobre las relaciones exteriores.

La acusación del denunciante de que el borrador de la memoria fue “bloqueado” por orden de “abogados de la Casa Blanca” mediante un sistema electrónico separado, utilizado para procesar los materiales de seguridad nacional más sensibles, también me parece muy inusual. Aunque los ‘memcons’ presidenciales se encuentran entre los documentos más confidenciales de la Casa Blanca, en la administración Obama era una práctica estándar que incluso los extremadamente sensibles se produjeran y manejaran en el sistema electrónico primario del Consejo de Seguridad.

Este también es capaz de limitar el acceso a una memoria particular a individuos con una necesidad específica de verla y editarla. El ‘memcon’ Trump-Zelensky fue originalmente clasificado como “SECRETO//ORCON/NOFORN”, lo que significa que normalmente seguiría un proceso de rutina. No hubo razón aparente para colocarlo en el sistema ultrasensible.

El ‘memcon’ liberado y el supuesto manejo del mismo plantean varias preguntas importantes. Primero, me pregunto si algo sustancial fue deliberadamente excluido o editado (o agregado) de la memoria del 25 de julio antes de su lanzamiento público. Me pregunto si a los miembros del personal del Consejo de Seguridad Nacional se les ordenó no solo “bloquear” la memoria sino también destruir sus propias notas de la llamada, potencialmente en violación de la Ley de Registros Presidenciales.

Asumiendo que la queja del denunciante es correcta, me pregunto por qué los abogados de la Casa Blanca (o cualquier funcionario de alto rango) dirigen la transferencia del ‘memcon’ del sistema principal al sistema ultrasensible al que solo unos pocos funcionarios selectos tienen acceso si el contenido de la llamada en sí no requirió su ubicación allí.

Estas preguntas deberían levantar las cejas en todo y garantizar respuestas de la administración, así como de investigadores independientes.


–Glosado y editado–

© The New York Times

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