Este sustantivo de origen discutido (comúnmente se le asigna étimo quechua) tiene todavía en la lengua familiar del Perú los sentidos de ‘adorno exagerado del vestido’, ‘rodeo verbal’, ‘esguince, contoneo’. Tanto en guaragua como en su derivado adjetivo guaragüero existe un indudable matiz de mal gusto, implícito en todo lo superfluo, pero también hay gracia, dengue y hasta disfuerzo. Véase un ejemplo de guaragua en las Crónicas político-doméstico-taurinas de Clemente Palma: “Bueno, jóvenes, ¿qué guaragua es esa de tirarse por el pavimento?” (Lima 1938, p. 48).