Este derivado del latín occāre ‘ahuecar la tierra’ tiene en el español general diversas acepciones. En nuestra lengua coloquial ha desarrollado el sentido de ‘restaurante bueno, pero poco conocido’. Bryce hace esta minuciosa descripción en Permiso para sentir: “Habíamos quedado en almorzar juntos y él ya tenía mesa reservada donde Pedrito Solari, uno de esos excelentes cocineros limeños que lo atienden a uno en su propia casa o en un local muy pequeño, cuya ubicación solo se conoce de oídas. En Lima los llaman huecos…” (Lima 2005, p. 385).