Guzmán y Acuña: sorpresa y chasco, por Arturo Maldonado
Guzmán y Acuña: sorpresa y chasco, por Arturo Maldonado
Arturo Maldonado

César Acuña representó el hartazgo de muchos ciudadanos contra el elenco estable de la política, lo que catapultó su candidatura a una posición expectante a fines del año pasado. Julio Guzmán parece representar ahora ese aire fresco, y es él quien ahora se dispara en las preferencias electorales. Pese a sus inicios similares, sus trayectorias están yendo por caminos divergentes.

En el caso de Acuña, el lamentable papel de sus escuderos está jugándole en contra. La defensa que hace Anel Townsend de Acuña se basa en decir que la Universidad Complutense es la que tiene la palabra final acerca del plagio en su tesis doctoral. Sin embargo, la evidencia es tan contundente que no hay presunción de inocencia que se sostenga y el veredicto de la universidad solo debería corroborar el plagio y dictaminar la sanción.

La última encuesta de GfK coloca a Acuña en un empate técnico en el segundo lugar. La intención de voto de Acuña, sin embargo, está marginalmente estancada. Desde fines del año pasado, solo ha crecido menos de 3%, un poco más del margen de error. Al parecer convencer a un votante se le está haciendo cada vez más difícil. Incluso hay un 58% de ciudadanos que opina que Acuña no es confiable. Townsend debería estar preguntándose si valió la pena sacrificar su imagen a cambio de defender a un candidato que parece llegar a su techo.

Otra historia es la de Guzmán, quien tiene contados escuderos, pues su campaña se centra principalmente en su figura carismática. Esto es conveniente al centrar el mensaje en una voz. La pregunta es si será suficiente para el tiempo de ataques que se aproxima.

En su caso, la encuesta de GfK sí ha recogido el impacto de las declaraciones impopulares y las entrevistas dubitativas. Pese a esta situación, es claro que este candidato ha dado el salto de ser un fenómeno virtual a viralizar su presencia en el mundo real. Esta encuesta encuentra al candidato con una tendencia al alza. Su voto sigue concentrado en los jóvenes, en Lima, en los más conectados a Internet y en los niveles socioeconómicos altos, aunque ya ha empezado a conquistar al nivel C, pero todavía está lejos de los estratos D y E. 

Las diferencias entre ambos candidatos son claras. Mientras Acuña parece estancarse en una meseta que no le garantiza llegar a la segunda vuelta, Guzmán viene con viada. Es la diferencia entre una pelota que pierde impulso en un terreno plano y una bola de nieve que va ganando masa poco a poco. 

Para Acuña, todavía es incierto el efecto del plagio sobre su candidatura. Algunos dicen que ese hecho será un punto de inflexión para abajo en su candidatura. Y como se sabe, un candidato que va cayendo, muy difícilmente revierte la tendencia. Otros indican que no le afectará, pero que tampoco le beneficiará. En este escenario, el voto de Acuña no disminuye, pero tampoco lo hace el antivoto. En la otra orilla, Guzmán ya vivió una semana de desencuentros y ha salido fortalecido electoralmente.

Acuña sigue apostando a dilatar el tema de los plagios en su tesis doctoral, lo que origina que siga siendo la comidilla de reuniones y primeras planas de diarios. Guzmán acapara también primeras planas y es motivo de conversaciones, pero por un motivo diametralmente opuesto: su exitosa estrategia de campaña.

Por un lado, entonces, tenemos a Acuña, cuya intención de voto está estancada y cuya imagen negativa crece, y, por el otro, a Guzmán, con una curva de voto ascendente y una imagen en construcción.