Mario Saldaña

Hace una semana la presidenta sentenciaba que el tema del estaba “cerrado” y que su gestión se proyectaba hacia el 2026. Llovieron las críticas, cuyo denominador común fue que un de extrema debilidad como el suyo, tan dependiente de la voluntad, acción o inacción de terceros, no podía hacer esa proclama.

Keiko Fujimori (cuya bancada congresal es un ancla para esta precaria estabilidad gubernamental) declaró a los pocos días (haciendo un recordaris de la cuota de poder que ostenta) que era fundamental que la presidenta hiciera cambios en algunos sectores (Salud, Desarrollo Agrario, Energía y Minas e Interior), que el adelanto no está completamente cerrado y que varios factores no controlables podrían hacer tambalear la continuidad de Boluarte.

La presidenta ha contestado a Keiko instándola a que su bancada vuelva a presentar el adelanto (que en su momento el Ejecutivo también solicitó). Algo así como: “Yo no me aferro al cargo, pero, si me voy, nos vamos todos, ¿eso es lo que quieres?”.

Más allá de flechazos cruzados y que está probado que no hay condiciones y menos voluntad política para un adelanto electoral, es completamente absurdo que terminando el primer semestre del año –con una rala proyección de crecimiento de 2% (según el BCR), con la inversión privada prácticamente paralizada, el empleo retraído, un fenómeno de El Niño oficializado y una inseguridad ciudadana más desbordada que nunca– el eje de la discusión política siga siendo la continuidad de la actual administración.

Honestamente, no sé qué más tiene que pasar para que entendamos que el país tiene muchas más amenazas que las marchas convocadas por un grupo de extremistas para julio.

La única manera de que el Gobierno demuestre que no es un ave de paso es dejar de hablar del adelanto y dedicarse a enfrentar con los mejores cuadros y recursos que pueda los enormes problemas arriba descritos. Esa tarea no la está haciendo. No lo hizo con Yaku y menos con el dengue.

El ‘hashtag’ “Trabajamos sin corrupción” está a punto de convertirse en un meme viendo la reciente designación en Salud, la no remoción del presidente de Essalud o la ratificación de un cerronista en Energía y Minas.

Si el Gobierno busca impulso y oxígeno para llegar al 2026, entonces debería cambiar pronto, pero muy pronto, de músicos y partitura.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Mario Saldaña C. es periodista