greta afp
greta afp
Patricia del Río

A la lucha contra el le faltaba un rostro. El extraordinario trabajo hecho por el exvicepresidente de los Estados Unidos Al Gore invocando a los líderes a que no permanecieran indiferentes a una catástrofe ambiental, ya había cumplido sus fines. El mundo se había comprado el pleito racionalmente, pero vamos, a un hombre nacido en el siglo pasado, representante de la clase política más tradicional, no se le podía pedir, además, que removiera sentimientos de solidaridad o que zarandeara vergüenzas.

Para eso tuvo que llegar Greta, la niña sueca de las trenzas largas, que con la mirada inquisidora de quien tiene un propósito y la ternura de una adolescente que defiende sus ideales, fue metiéndose al mundo al bolsillo con un discurso que exige de todos los seres humanos acción para que dejemos de destruir el único planeta que tenemos. tiene todas las características que necesita para movilizar a una sociedad indolente que cree que su felicidad está en el consumismo: su Asperger la hace decidida, su TOC le permite enfocarse en un objetivo específico, su déficit de atención la ha ayudado a ser una persona incapaz de quedarse esperado que le digan lo que tiene que hacer. Por eso, el día que se paró sola, frente al Parlamento sueco, protestando porque los líderes no se tomaban en serio el calentamiento global, los seres humanos de pronto sentimos la culpa que solo te puede transmitir un niño al que le estás destruyendo el presente.

Y es esa mirada en la nuca la que desespera a los políticos del mundo que niegan la existencia del mientras los huracanes arrasan pueblos enteros, los bosques arden como pira de la Santa Inquisición, mientras el planeta grita auxilio asfixiado por una bolsa de plástico.

Hace unas semanas murió mi perro porque lo picó una garrapata que le transmitió una enfermedad mortal. Lo que debiera ser una anécdota veterinaria se convirtió de pronto en una constatación espeluznante: Tarzán había muerto porque debido al cambio climático las garrapatas se han multiplicado de manera exponencial y están en todos los parques.

La misma tarde que vi morir a Tarzán vi en la televisión a Greta participando en una protesta, y de pronto entendí que su planeta es mi planeta, que el plástico que tiro hoy al mar, hará que prolifere algún bicho en algún lugar del mundo, que matará a la mascota querida de alguna otra familia.

Este sábado la ONU realizará en Nueva York una cumbre sobre la acción climática que busca reanudar los acuerdos que se tomaron en París en el 2015, y que hoy son ninguneados por las grandes potencias. Greta estará allá, con su mirada seria y sus trenzas largas para recordarnos que el cambio climático no es algo que vendrá, no es una amenaza futura: nos está pasando. El planeta ha enloquecido y la naturaleza se está vengando algunas veces en forma de un horrendo aluvión, otras de una insignificante garrapata.