INEI: pobreza en la población bajó de 23,9% a 22,7% en el 2014
INEI: pobreza en la población bajó de 23,9% a 22,7% en el 2014
Richard Webb

La última cifra del nivel de pobreza publicada por el ha sido una llamada de atención. A pesar del excelente avance en ese frente durante más de una década, y a pesar de la construcción de una red de protección social constituida por programas sociales a la medida de necesidades particulares, como la vejez, la salud, la alimentación infantil y el apoyo monetario para casos de extrema necesidad, hoy descubrimos que la lucha contra la pobreza a nivel nacional sufrió un retroceso durante el año pasado.

El reciente revés debe servirnos para recordar la complejidad del objetivo y lo difícil que ha sido el camino para otros países, evitando la tentación de explicaciones simples, que con frecuencia tienen un trasfondo político. En países hoy desarrollados, la reducción de la pobreza llegó muchos años después de sus etapas iniciales de crecimiento rápido. La inversión y el PBI no fueron mecanismos automáticos para eliminar pobreza, experiencia que dio lugar al concepto del goteo según el cual, en las etapas iniciales del despegue económico, las ganancias del gran capital apenas “gotean” hacia abajo. Recuerdo mi asombro cuando hace algunas décadas veía en la ciudad de Washington, entonces capital de la economía más exitosa y poderosa del mundo, numerosos mendigos viviendo en las calles, incluso en pleno invierno. Hoy, la pobreza no solo sigue presente sino que ha aumentado en Estados Unidos y en gran parte de Europa. La extraordinaria reducción de nuestra pobreza durante los últimos años ha creado la impresión de que habíamos superado la etapa del goteo y de que existía una correa de transmisión directa entre el PBI y la pobreza.

El problema se empieza a entender mejor si recordamos que gran parte de la reducción de pobreza en el Perú se ha producido en las áreas rurales, donde se concentraba el grueso de las familias en indigencia. Si bien esas áreas han visto inversiones mineras y obras de infraestructura, gran parte de la mejora en la economía de las familias rurales se ha dado por la elevación en la productividad y en el mercadeo de pequeños agricultores, mayormente remotos de esas inversiones. Esa mejora se ha producido, por ejemplo, en regiones de poca o nula inversión minera, como Huancavelica y Cajamarca, cuyas familias, no obstante, han registrado altas tasas de crecimiento en sus ingresos. Así, entre los años 2004 y 2017, el ingreso promedio en Huancavelica aumentó 5,4% al año, y en Cajamarca 4,6%, superando el crecimiento de 3% en Lima, y de apenas 1,2% en Ica. Si bien el crecimiento dinámico del país como un todo termina favoreciendo a la mayoría, la reducción de pobreza descansa además –y quizás más rápidamente– en los factores que favorecen la productividad en las muchas subeconomías del país.

También es importante la contribución de los variados mecanismos para apoyar el bienestar no monetario de los pobres. Durante la última década, por ejemplo, diversos programas sociales y la coordinación entre gobiernos nacional y locales han logrado una notable reducción en la desnutrición. Pero el caso de la anemia ha sido al revés. El estudio y la mejora de esas experiencias es tan importante para los pobres como la recuperación de las inversiones y el crecimiento del PBI.