Las inmensas oportunidades que tiene nuestro país hacen prever a la mayoría de analistas que tendremos un crecimiento económico sostenido por muchos años. De lo que no estamos seguros es si ese crecimiento nos llevará a un desarrollo social armónico o, más bien, tendremos una situación más parecida a las de las películas de Mad Max, cuya cuarta entrega se estrenó hace poco en el país y cuyas pandillas del futuro viven enfrentándose permanentemente. Algo muy parecido a lo que ya vemos hoy en nuestras pistas, en las combis y en muchas de nuestras relaciones sociales. Por ello, es importante remarcar algunas campañas empresariales que tratan de ir contra esta corriente.
Un estudio nuestro reciente muestra que los peruanos somos conscientes de que estamos perdiendo la amabilidad que aparentemente nos caracterizaba. Que hoy no saludamos, ni damos las gracias, ni cedemos el paso y ni siquiera sonreímos. Más aún, somos conscientes de que cada vez nos volvemos más irrespetuosos y no dudamos en “colarnos” en la filas (en las tiendas o en las bodas, sin distinción de ingresos o edades), ni damos el asiento a los mayores y muchos etcéteras que todos reconocemos.
Por ello, resulta útil y muy pertinenteque empresas como las tiendas Wong generen campañas para invitarnos a sonreír, a respetar las colas y a ser más amables con los otros. Y así como Wong nos dice “somos amables, seámoslo siempre”, el BBVA Continental, con su campaña “Pensemos bien para tener una convivencia sana y tolerante”, nos invita a respetar las reglas de tránsito, a rechazar las coimas y a pensar mejor antes de actuar. Y de la misma manera parece funcionar la campaña de los productos Don Vittorio que nos incita a dar más a los otros, porque “Dar nos hace mejores”. Todos nos invitan a hacer un gesto simple adicional a lo que hacemos hoy, hacer algo que nos cuesta poco pero que aporta mucho.
Quizá algunos podrán pensar que hay cierta ingenuidad en proponer esos cambios sociales, pues parecen imposibles de realizar. Creemos más bien que justamente por eso merecen ser evidenciados, pues tal vez se considere ingenuo querer cambiarlos porque nos hemos alejado tanto de esos comportamientos que hoy nos parecen poco probables.
Y quizá otros harán la crítica de que esas campañas publicitarias no son válidas, porque son generadas por interés empresarial. Nadie discute que detrás de ellas existe un interés por generar una mejor relación con sus clientes actuales y potenciales. Pero lo que las hace remarcables es justamente que no se quedan en simplemente señalar las ventajas de sus productos para alentar su venta, pague dos y lleve tres, sino que dan un poquito más que eso alentándonos a hacer algo bueno para los otros. Y si es bueno para la sociedad, ¿por qué no debe ser también bueno para las empresas?
Con frecuencia se dice que el secreto del éxito, en los negocios y en la vida, es dar un poquito más de lo que los otros esperan. Con estas campañas, que esperamos sean imitadas por muchos, las empresas dan un poquito más, estimulando a que los ciudadanos hagamos igual con nuestros pares. Ojalá eso sirva para que lleguemos a ser una sociedad próspera, en que el respeto y la colaboración sean la base del desarrollo permanente, y no una del tipo Mad Max.