La crisis política persiste en Áncash pese a la renovación

A un mes de estrenarse en el cargo, el nuevo gobierno de Áncash no encuentra la forma de desmarcarse de la crisis política y de gestión que dejó el ex presidente regional César Álvarez Aguilar, hoy encarcelado por corrupción y otros delitos contra el Estado.

Así lo demostró el más reciente y criticado acuerdo de consejeros, en el que se aprobó aumentar de S/.14.800 a S/.22.800 el sueldo de Enrique Vargas Barrenechea, presidente regional en funciones debido a la inhabilitación del electo Waldo Ríos Salcedo. Como para completar el desatino, los consejeros también acordaron subirse las dietas, de S/.3.800 a S/.5.800 al mes.

Especialistas consultados por El Comercio coincidieron en que esos aumentos habrían sido mejor tolerados por los ancashinos si la gestión de Vargas hubiese retomado al menos la mitad de las 86 obras públicas inconclusas que heredó del período 2011-2014. Pero ha ocurrido lo contrario: según Zenón Ayala López, consejero que asumió la gestión tras la detención de Álvarez, a la fecha solo se han retomado 23 obras. Lo pendiente representa un pasivo de S/.317 millones con constructoras y proveedores.

“Con tantas obras paralizadas y necesidades de puestos de trabajo, saneamiento y servicios crecientes, lo que hacen los nuevos funcionarios no tiene sentido. O no quieren comprometerse o no saben cómo se trabaja en el sector público”, dijo Luis Luna, ex decano del Colegio de Economistas de Áncash, quien cuestionó la idoneidad de Vargas, chef de profesión, para encaminar el gobierno.

Para el analista Carlos Eduardo Aramburú, otro de los factores que impiden que la crisis de la región se revierta son las ofertas populistas con las que la actual gestión ganó las elecciones del 2014. “Es más fácil echarles la culpa a los políticos, pero aquí la mayor responsabilidad es de los electores, que escogieron autoridades sin propuestas técnicas ni solvencia moral”, dijo.

Lea el informe completo en nuestra versión online. Aquí.