"Cajamarca y la paradoja democrática", por José Carlos Requena
"Cajamarca y la paradoja democrática", por José Carlos Requena

Ninguna región como para mostrar las limitaciones de las normas electorales que administran la democracia en el Perú. Si en algunos otros distritos electorales los candidatos más votados no han podido alcanzar la curul, en Cajamarca el partido más votado no ha obtenido representación parlamentaria, dando a su nombre un toque de sarcasmo: Democracia Directa enfrenta las distorsiones de las regulaciones electorales.

Una primera distorsión puede notarse al revisar la participación electoral y la cantidad de votos válidos. De los más de un millón de electores que tiene la región, solo votaron cerca de 780 mil. De ellos, solo algo más de 530 mil emitieron votos válidos, ligeramente más de la mitad. Aunque ambos porcentajes no están tan lejos de los promedios nacionales, vale la pena tenerlos en cuenta. 

La segunda distorsión es, sin duda, la caprichosa representación determinada por la desafortunada combinación de cifra repartidora y valla electoral –concebidas para optimizar la representatividad y fortalecer la democracia partidaria, respectivamente–, que ha dejado a cuatro de los seis candidatos al Congreso más votados sin curul. Dicho de otra manera, de los seis congresistas elegidos por Cajamarca, solo dos serían suficientemente representativos de la votación parlamentaria ejercida el domingo 10 abril.

En tercer lugar, una opción electoral adquiere un peso marcadamente desproporcionado. Fuerza Popular, segundo en votación presidencial en la región, lo es también en la votación parlamentaria. Superando los 150 mil votos, obtiene algo más del 15% del total de votos posibles (población electoral) y casi un quinto de los emitidos. Solo contabilizando los votos válidos obtiene cerca del 30%. Sin embargo, dada la eliminación de Democracia Directa por no pasar la valla, logra cuatro de las seis curules, es decir, algo más del 66% de la representación parlamentaria. 

Ya que el Frente Amplio ha estado recientemente en la noticia por airear en público las disputas en torno a una curul (solo 53 votos separan al ex candidato vicepresidencial Marco Arana de su compañero Juan César Regalado), cabe mencionar una cuarta distorsión: Cajamarca debe ser de las pocas regiones en que partidos con algo más del 8% de votos válidos (Alianza para el Progreso está en una situación similar) alcanzan curules. En esta región, el Frente Amplio tiene algo más de 43 mil votos, o 4,3% de los electores hábiles y 5,5% de los votos emitidos. 

Al margen de los resultados que arroje la segunda vuelta, desde el 27 de julio Cajamarca enfrentará el gran desafío de representar adecuadamente las demandas de su población. El foro parlamentario estará marcadamente distorsionado. Quienes alcanzaron curules –representan solo un tercio de los votos emitidos y menos de la mitad de los válidos– deberían escuchar las demandas de quienes no votaron por ellos. De otro modo, no debe descartarse que las calles sean los espacios donde las demandas discurran: serán nuevas distorsiones de la democracia directa. 

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