Mayté Ciriaco Ruiz

La mañana del jueves 12 de enero, en una larga cola alrededor del Seguro Marino Molina en Comas, Camila, una joven comerciante, esperaba por una prueba de descarte de . Una noche antes, su mejor amiga, a quien había visitado el 8 de enero, la había llamado para decirle que era positiva a la enfermedad. La joven de 24 años no presentaba síntomas, pero necesitaba descartar el contagio pues su padre padece de insuficiencia renal.

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Tras tres horas de espera, una enfermera le dijo que no cumplía con los criterios para la toma de pruebas y que llamara a la línea 113 en dos días más. Pese a reclamar, Camila volvió a casa sin la prueba y se autoaisló. Sin embargo, un día después, su padre y su hermano empezaron a sufrir síntomas de la enfermedad. “Estoy convencida que los contagié”, asegura la joven.

El promedio diario de casos positivos en los primeros días de enero es el mayor de toda la pandemia. El estallido de casos empezó apenas una semana después de que se confirmaran los primeros casos de la variante ómicron. Sin embargo, el número de casos podría ser mayor. Si bien en los trece primeros días de enero el promedio mensual de toma de pruebas es el más alto de la pandemia, y Perú es el tercer país que realiza más pruebas en Sudamérica, por millón de habitantes, solo el 22% son moleculares. El otro 88% (887.365 pruebas, al 13 de enero) son test de antígeno.

Desde el lunes 10 de enero, se ha limitado la toma de pruebas moleculares a mayores de 60 años y personas con comorbilidades que hayan estado en contacto con algún caso positivo. “Ante la explosión de casos la demanda de personas que van por un test de descarte COVID-19 ha sido demasiado alta”, mencionó el doctor César Munayco, director del Centro Nacional de Epidemiología, Prevención y Control de Enfermedades - CDC. El epidemiólogo explicó que el problema está en que muchos no tenían criterio para la toma de pruebas: síntomas, contacto con un caso positivo después de cinco días, y estas no son recursos ilimitados.

“A nivel mundial ha habido una explosión de casos y de personas que acuden a tomarse pruebas. Eso generará que haya poca oferta más adelante”, subrayó. No obstante, el mayor porcentaje de casos positivos se dan con pruebas moleculares que con antígenas: de 243.439 test PCR realizados entre el primero y el 13 de enero, 27% salieron positivos, mientras que de 887.365 pruebas de antígeno tomadas solo el 16% fueron casos confirmados.

El analista de datos, Rodrigo Parra, explicó que la falta de pruebas moleculares sumado a la limitada capacidad de procesamiento, podría ocasionar un subregistro de casos en los próximos días o semanas, dado que no se contaría con la materia prima para la detección de la enfermedad. “Si comienzan a disminuir ahora las pruebas también van a disminuir los casos, pero la verdadera tendencia se observará en el aumento de la positividad, quizás saltaríamos del 25% actual a más de 30%. Algo que no podemos tapar es el porcentaje positivo de esas muestras”, advirtió.

Otro problema que contribuye a un subregistro son los retrasos en el registro de la información. “Nosotros tenemos un sistema llamado , en el que todos los laboratorios, tanto públicos como privados, deben subir su información”, aseguró el doctor Víctor Suárez Moreno, jefe del Instituto Nacional de Salud (INS). No obstante, debido a la demora en el procesamiento de pruebas, en la digitación o en el tiempo de transporte de las muestras del lugar donde se toma la prueba hasta el laboratorio se pueden dar retrasos. Además, en el caso de laboratorios privados, no todos suben su información a tiempo, y aún existen aquellos que no cuentan con autorización para tomar las pruebas y no tienen usuario en NetLab.

Limitaciones de pruebas antígenas en asintomáticos

“La demanda ha sobrepasado la oferta que tenemos. Por eso, se está priorizando el acceso a la prueba molecular a aquellas personas vulnerables, mayores de 60 años, que tengan síntomas”, señaló Antonieta Alarcón, directora general de Operaciones en Salud del Minsa en un video institucional. Para los otros casos se aplicarán las pruebas antigénicas e, incluso, se han autorizado los autotest, que se han empezado a vender a precios altos y que la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) ha advertido que son más probable de arrojar falsos negativo con la variante ómicron.

A diferencia de las pruebas moleculares que tienen la capacidad de detectar cantidades muy pequeñas del coronavirus (activo o remanentes del mismo) y que puede hallar la infección desde muy temprano, las pruebas de antígeno necesitan más cantidad de virus para poder decir que es positiva. Esto se da porque detecta una parte importante del virus, una proteína. “Se hace positiva cuando hay una carga viral más alta y coincide cuando las personas están más contagiosas”, señaló Fiorella Krapp, infectóloga de la Universidad Peruana Cayetano Heredia, en una entrevista con el doctor Elmer Huerta.

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Si una persona no tiene síntomas y se realiza una prueba de antígeno tiene más probabilidad que el resultado sea un falso negativo, dado que la cantidad del virus no ha alcanzado lo necesario para salir positiva en dicho test. Lo recomendable es que una persona asintomática que tuvo contacto con un caso positivo se aisle de cuatro a cinco días, considerando que podría empezar a ser un agente de contagio en el día tres, y se tome una prueba molecular. “Es posible hacerse una prueba de antígeno, pero si sale negativa se debe tener claro que las chances de que salga negativa es alta y que lo recomendable es repetir la prueba”, aseguró Krapp.

El doctor Eden Galán Rodas explicó que si bien las personas sin síntomas no requerirían de hospitalización o mayor atención, es importante que se realice un rastreo de estos casos, ya que sí contagian y pueden ser agentes que no están siendo registrados. “Se considera que ómicron genera mayor tasa de asintomáticos que variantes anteriores”, advirtió. Según modelos de la Universidad de Washington el 90% de los casos con esta variante serán asintomáticos, frente al 40% de las anteriores variantes.

“Al inicio había un estudio que decía que los asintomáticos contagiaban dos días, pero falta hacer más investigaciones, sobre todo en casos de asintomáticos vacunados”, sostiene el doctor Munayco. Según recalcó se han realizado dos estudios para identificar el porcentaje de asintomáticos con ómicron. “En uno se menciona que ómicron tiene 16% de asintomáticos y en el otro 27%”, dice y explica que como en las otras olas, siempre ha habido un porcentaje de asintomáticos que contagian, por lo que se debe evaluar los riesgos en todo momento.

Para Munayco sí es necesario realizar un rastreo de casos de asintomáticos en lugares cerrados con gran población como asilos y hospitales. “Los asintomáticos son un buen grupo, pero lo importante es checar en estos lugares cerrados con mayor cantidad de personas que se puedan enfermar”, recalca. En esos casos si se detecta un caso lo recomendable es realizarle la prueba a todos para ver quién tiene y quién no la enfermedad.

Medidas a tener en cuenta

El 11 de enero, Hugo López-Gatell Ramírez, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud de México advirtió que la escasez mundial de pruebas COVID-19 era una realidad. “Lo más importante es tener una permanente evaluación de los riesgos”, recomendó el doctor César Munayco. Según explicó además de las pruebas si una persona ha estado en alguna situación de riesgo. “A veces yo tengo síntomas o sé que mi amigo ha salido positivo, llego a mi casa no le aviso a nadie y después trato de hacerme una prueba. En ese interín he contagiado a todos”, advierte Munayco.

Lo más importante es continuar con las medidas de prevención y protección: uso mascarillas, lavado de manos, evitar aglomeraciones en zonas cerradas y completar el esquema de vacunación, que son las tres dosis. “Las epidemias se mueven por el comportamiento humano. Uno de los problemas que nosotros tenemos como país es que nos falta trabajar en intervenciones en comportamiento”, recalca el epidemiólogo.

En este contexto, la vacunación cobra más importancia. “Hemos hecho un análisis preliminar de que las personas que no están vacunadas, la probabilidad de complicarse es 15 veces mayor en comparación con los inmunizados”, resalta Munayco, quien menciona que el efecto se ve en el menor número de pacientes que requieren UCI o han fallecido. “Tenemos que avanzar con la tercera dosis, porque eso hace que de 35% que hay de efectividad con dos dosis aumente al 70%; es decir, el doble. Eso hará que haya menos personas infectadas”, señala.

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