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Turistas en Machu Picchu
Miguel Neyra

El Cusco, la región más turística del país, nunca ha sido un destino gentil para Agostinho Miyazaki, un brasileño de aproximadamente 50 años. En 1986, él pasó un gran susto cuando el bus en el que viajaba hacia Machu Picchu fue detenido por un grupo de terroristas. Y esta semana, 31 años después, su deseo de volver a la ciudadela –esta vez con su familia– fue estropeado por la huelga de los maestros.

“Las protestas nos han obligado a reprogramar nuestro viaje por el Perú. Esperamos poder ir [a Machu Picchu]”, dice Miyazaki. No obstante, sus posibilidades no son buenas. Ayer, por ejemplo, hubo otro bloqueo en la vía férrea de Machu Picchu a la altura del kilómetro 82. Y pese a que un contingente de policías llegó a Aguas Calientes para evitar desmanes, el clima es tenso.

Casos como el de Agostinho Miyazaki se cuentan por miles por estos días en el Cusco. La mayoría ha tenido que reestructurar sus viajes –lo que genera grandes costos adicionales– o se ha resignado a irse sin conocer Machu Picchu.

“No entendemos por qué se meten con nosotros. Este era el viaje de nuestra vida, por el que venimos ahorrando hace mucho”, lamenta Olaf Sosa, un turista mexicano. El Comercio lo encontró rumbo al aeropuerto Velasco Astete. Debido a los bloqueos en la vía férrea, Sosa no pudo abordar el tren que va a desde Ollantaytambo hasta Machu Picchu.

Según se informó, entre el 12 y 13 de este mes, apenas 1.700 personas ingresaron al día a Machu Picchu. Lo usual por esta época es que más de 3 mil turistas visiten a diario este santuario arqueológico. Una caída de visitas similar ocurrió en el 2008 también debido a convulsiones sociales.

La Asociación de Agencias de Turismo del Cusco (AATC) y otras entidades del rubro turístico estiman que la huelga de docentes ha dejado pérdidas por S/51 millones en estos 31 días de parálisis.

La violencia en la protesta ha ido creciendo. El viernes, por ejemplo, manifestantes derrumbaron parte del cerco perimétrico del aeropuerto Alejandro Velasco Astete. El SUTE afirma que no tiene que ver con este atentado y el Ministerio Público investiga quiénes son los responsables.

La catedral del Cusco no abrió sus puertas ayer –ni lo hará hoy– debido a que se teme que los profesores ingresen al recinto. Asimismo, la policía está en alerta debido a que se sabe que sectores radicales de docentes alistan una protesta en Machu Picchu para hoy.

—Riesgo de perder el año—
Los profesores en huelga exigen que el piso salarial –lo mínimo que puede ganar un profesor– sea de S/4.000. Aunque la ministra de Educación, Marilú Martens, calificó de “inviables” estas peticiones en una entrevista dada a este Diario, ayer reiteró que su despacho está abierto al diálogo.

Martens manifestó su preocupación debido a que la huelga ya lleva un mes y si se prolonga por 30 días más, los alumnos de colegios públicos de la región perderían automáticamente el año escolar. Por ello, exhortó a los docentes a volver a las aulas.

Asimismo, hace un par de días, el Ministerio de Educación emitió un comunicado en el que pedía al Gobierno Regional del Cusco que aplique descuentos salariales a los profesores que no acudan a clases. Esto debido a que la protesta fue declarada “improcedente” en una resolución ministerial el 15 de junio pasado, el día que empezó la huelga.

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