Alexander llegó el último martes a la alameda 28 de Julio con la esperanza a tope. Cuando iba camino al trabajo –una bodega de Breña donde recibe 450 soles mensuales por atender–, escuchó por la radio que los venezolanos en el Perú se reunirían en este espacio del Cercado de Lima para respaldar al presidente encargado Juan Guaidó, quien por la madrugada había anunciado el inicio de la operación Libertad en Caracas. Una gesta con la que prometía acabar con el régimen de Nicolás Maduro.
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“No dudé ni un momento: primero Venezuela, luego ganar dinero. Vine corriendo porque parece que ahora sí hay una luz al final del túnel”, dijo. Él –de 26 años, natural del estado Lara– arribó a nuestra capital hace año y medio, luego de viajar en bus durante casi una semana. A pesar de la dura travesía que significó cruzar Colombia y Ecuador hacia el Perú, no pierde la fe en el retorno. Y la operación Libertad, aún sin resolución a la vista, mantiene viva su ilusión.
—Perfil migratorio—
Actualmente, hay unos 730 mil venezolanos en el territorio nacional, según la Superintendencia Nacional de Migraciones. De ellos, 490 mil han tramitado su permiso temporal de permanencia (PTP), documento que regulariza su situación migratoria durante un año, y les permite trabajar y acceder a servicios de salud.
Alexander cumple el perfil de la mayoría de estos migrantes: jóvenes solteros entre los 18 y 39 años, es decir, en edad productiva; con al menos educación concluida en el nivel secundario. Esa es la principal conclusión de la quinta edición del estudio “Monitoreo de flujo de la migración venezolana en el Perú”, elaborado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), la agencia de las Naciones Unidas que analiza los fenómenos migratorios.
El informe se hizo a partir de encuestas efectuadas –entre febrero y marzo de este año– a los ciudadanos de Venezuela que cruzaban los puestos fronterizos de Tumbes y Tacna. Este reveló que, antes de llegar al Centro Binacional de Atención en Frontera (Cebaf) de Tumbes, el 34% de los migrantes realizó un viaje que tomó hasta siete días; en tanto, el 23% demoró más de 90 días en llegar a nuestra frontera norte.
—El factor educación—
El Perú, el país que ha recibido al mayor número de migrantes de Venezuela después de Colombia (1,2 millones) en Latinoamérica, se sigue consolidando como un importante destino de esta ola migratoria: el 83% de migrantes que llegaron a Tumbes indicó que se quedaría en alguna ciudad peruana. Así, la estadía también se ha diversificado: Lima ha dejado de ser la opción casi única de los venezolanos (56% dijo que era su destino final, cuando en informes previos de la OIM la cifra llegaba a más del 80%), que ahora se movilizan a La Libertad, Piura, Ica, entre otras regiones.
Otra variación en las características de los migrantes que llegan al Perú concierne al aspecto educativo. Por ejemplo, Alexander terminó la secundaria, pero no pudo iniciar sus estudios universitarios en Ingeniería Civil debido a la crisis humanitaria. Él pertenece a un nuevo tipo de migrante que arriba al país: aquellos que no lograron pisar una universidad. Según el estudio de la OIM, el porcentaje de venezolanos con educación universitaria que ingresan al territorio nacional se redujo de 68% (2017) a 20% (2019).
En tanto, el 36% de venezolanos que salen del Perú por el puesto fronterizo de Tacna (principalmente hacia Chile o Argentina) manifestó que cuenta con estudios universitarios. Es decir, a la fecha son más los migrantes con educación superior que abandonan nuestro país que los que entran.
—Vulnerabilidad de menores—
Entre las necesidades más frecuentes que señalaron los venezolanos que llegaban al Cebaf de Tumbes, están la generación de ingresos económicos (27%), el acceso a alimentos (18%) y la ayuda médica (16%). Esta vulnerabilidad alcanza a los menores de edad que son parte del flujo migratorio.
La OIM, en colaboración con Unicef, identificó que en nuestra frontera norte al menos tres de cada diez migrantes dijeron que pertenecen a un grupo de viaje que buscaba entrar al Perú con un niño o adolescente. El 33% de estos menores ingresó con ambos padres, y el 27% lo hizo con solo uno de ellos, por lo que esperaban un reencuentro familiar en el destino final.
La crisis en Venezuela también forzó la interrupción de su educación: casi la mitad de los menores que migraron no pudieron ser inscritos en ningún centro educativo, y poco más de un tercio debieron ser retirados de la escuela por la crisis. Apenas el 15% pudo concluir el último año escolar.
Alexander vive hoy en San Juan de Lurigancho con sus padres y su hermano menor, quien se matriculó en una escuela pública del distrito (es uno de los 109 mil menores venezolanos que iniciaron el año escolar 2019, según el Ministerio de Educación). Lo importante, agrega, es que están juntos. “Ya nos tocará volver a Venezuela pronto”, concluye.
-“Los venezolanos han dejado todo para emigrar”-
José Iván Dávalos, jefe de misión de la OIM en el Perú
- El estudio de la OIM tiene un detalle llamativo: hoy llegan al Perú menos venezolanos con estudios universitarios...
Es algo obvio. Inicialmente, la ola migratoria de venezolanos se caracterizó por tener una formación educativa completa, ya que eran personas con mayores oportunidades de salida de su país.
-Hay quienes asocian el aspecto educativo con un posible aumento de la delincuencia.
No se puede sustentar eso de que a menor educación, mayor delincuencia. La cantidad de migrantes que han cometido delitos aún es mínima.
-¿Mantienen la proyección de que habrá un millón de venezolanos en el Perú a fin de año?
El país recibe a unos 1.500 migrantes al día. En las últimas semanas la tendencia se ha mantenido, por lo que sí, mantenemos esa proyección.
-¿Es posible un retorno rápido a Venezuela en caso de que caiga el régimen de Maduro?
No. Una eventual resolución de la situación en Venezuela de ninguna manera va a provocar un retorno inmediato. Los venezolanos han dejado todo para emigrar, para quedarse en los países de destino.
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