En su primera entrevista como viceministro de Gobernanza Territorial, Raúl Molina plantea un enfoque de trabajo articulado entre la secretaría de Diálogo encargada de la conflictividad social; la de Demarcación y Organización Territorial y la de Descentralización. Frente a los conflictos, afirma, solo propondrán compromisos “concretos y viables”.
—Usted es la tercera persona en asumir este cargo en poco más de un año. ¿Qué lo distingue de sus antecesores?
Cuando el primer ministro [César Villanueva] me propuso el cargo le dije que me dejara concretar el concepto de gobernanza territorial, que va más allá de la gestión de conflictos. Quiero hacer un viceministerio que articule las voluntades y expectativas respecto a potencialidades de desarrollo de los territorios del país.
— ¿Con base en el trabajo de la Secretaría de Diálogo?
Mi expectativa es que Diálogo sea nuestra punta de lanza en los territorios. Ellos tienen una base de proyectos de las mesas de diálogo. Quiero que esa estructura de terreno trabaje no solo para informar sobre los conflictos que están por desatarse, sino que asimismo construyan información estratégica también para [la Secretaría de] Descentralización. Ambas secretarías no tienen en este momento esa comunicación.
— ¿Cómo se involucra en ese trabajo la Secretaría de Demarcación?
Demarcación maneja mucha información sobre educación, economía, recursos naturales, etc. Esa información debe manejarla el comisionado que está en la zona. . Él debe ser ojos y oídos para saber cuáles son los mapas de intereses y los actores de cada región y para que con esa información Descentralización trabaje con gobiernos locales y regionales.
— El foco del viceministerio, al menos públicamente en este año, ha estado en la gestión de conflictos...
Es probable que la agenda de la conflictividad le ganó al ex viceministro de Gobernanza; entonces, las secretarías de Descentralización y Demarcación Territorial han estado trabajando con su propia lógica. Mi rol es articularlas y representar al primer ministro en esos procesos de diálogo territorial. Además tengo una cuarta materia, mi aspiración es volver a resucitar la Secretaría de Gestión de Riesgos.
— La articulación es una meta a largo plazo. ¿Qué pasa si mañana explota un nuevo conflicto social? ¿Cuál es su plan de acción?
En tanto construyamos las responsabilidad con los gobiernos regionales, la primera línea de respuesta deben ser los ministerios. Parte del problema es que, cuando entraba la PCM, el conflicto llegaba rápidamente al primer ministro o al presidente. El Estado es una estructura jerárquica y tenemos que aprovechar eso como capital.
— ¿Cuál es la propuesta con los gobiernos regionales?
Ellos son los articuladores entre el gobierno nacional y los gobiernos locales, pero todavía no hemos podido hacer eso porque no hemos desarrollado capacidades, ni hemos logrado construir alianzas territoriales. Muchas veces los gobiernos regionales no tienen ninguna competencia para responder al conflicto. Como políticos, lo único que les queda es ponerse de costado y el conflicto llega al gobierno nacional.
— Cuando habla de sectores, ¿se refiere puntualmente a las oficinas de diálogo de cada ministerio?
Y a los viceministros, porque ellos tienen que dar respuestas en las materias sectoriales, pero principalmente el aparato de los sectores. Así como hay sectores que han fortalecido sus oficinas de diálogo, hay otros que no las tienen.
— Ha sido precisamente la falta de un trabajo coordinado entre estas oficinas y la PCM lo que en muchos casos ha obstaculizado la gestión de conflictos. Recordemos la huelga de maestros.
Convocaremos a todos los responsables. Ya hemos tenido una cita con el sector más ligado a los conflictos, que es el Ministerio de Energía y Minas (Minem).
— En algunos grupos ubicados en zonas de mega proyectos, existe un temor respecto a que el Gobierno pueda buscar destrabar proyectos a cualquier costo.
Todos los proyectos de inversión van a cumplir estándares altos, tanto en licencia social como en sostenibilidad ambiental. Es innegable que un proyecto de cientos de millones de dólares altera la vida de comunidades. La única forma que el Perú pueda atraer la inversión privada es construyendo buena vecindad y buen gobierno.
— ¿Continuarán firmando actas en mesas de diálogo?
En lo posible, no. No quiero que sea la práctica. Las mesas de diálogo fueron una respuesta a la falta de respuesta. La gente ya se aburrió de eso.
— ¿Qué pasará con los compromisos ya asumidos?
Primero quiero ver qué compromisos están en curso. Una parte serán proyectos programados y lo demás lo necesitamos rediscutir. Si se reafirman esos compromisos, el Estado va a tener que encontrar una manera de meterlos. Habrá compromisos que no se puedan cumplir y hay que decirle la verdad a la gente.
— ¿Es posible que viaje el presidente o los ministros a las zonas de conflicto?
Cuando sea necesario. Se trata de un presidente y de un primer ministro que conocen las provincias. Ellos están tomando la iniciativa de viajar.
PERFIL
Raúl Molina Martínez es arquitecto de profesión, especialista en descentralización y desarrollo territorial, con estudios de maestría en gestión de políticas públicas por la Universidad Autónoma de Barcelona y especializaciones en diseño de políticas regionales por el ILPES (Chile), promoción del desarrollo económico local (Ecuador) y proyectos de desarrollo (Colombia), de acuerdo con el portal de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). Es actualmente catedrático de la Maestría de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico (UP).
Molina también se ha desempeñado como consultor de diversas agencias de cooperación internacional como el Banco Mundial, ACDI, AECID, CAF, COSUDE, GIZ, UNFPA y USAID.
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