En la base antidrogas de Mazamari, en Satipo (Junín), un nuevo capítulo en la vida de 26 niños y 13 adultos rescatados de los abusos de Sendero Luminoso comenzó a escribirse la tarde del último lunes. Desde aquel día, el grupo, en el que se encuentran algunos asháninkas, al fin recibió una digna alimentación. Producto del maltrato, la salud de la mayoría está resquebrajada. Así lo confirmaron los exámenes médicos a los que fueron sometidos.
Desnutrición, afecciones cutáneas y estomacales son algunos de los males que sufren. Con la intervención de una comisión multisectorial liderada por el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, se espera cambiar esta situación. Sin embargo, la fortuna de los liberados en la zona denominada Sector V, cerca del río Tambo, aún le es esquiva a otras personas cautivas en dos campamentos terroristas.
De acuerdo a información de inteligencia de la Policía Nacional del Perú (PNP) y de las Fuerzas Armadas, Sendero Luminoso todavía mantiene secuestradas a unas 100 personas en el valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem).
“Los terroristas están por la zona de Vizcatán, en el límite de Ayacucho, Junín y Huancavelica. Aún hay personas secuestradas, pero no creo que pasen de 100”, sostuvo el general PNP Vicente Romero Fernández, jefe del Estado Mayor de la PNP.
El también ex jefe de la Dirección Antidrogas (Dirandro) indicó que la zona donde se esconden los subversivos –liderados por los hermanos José y Jorge Quispe Palomino– es montañosa y dificulta las operaciones del Comando Especial Vraem.
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