Una lectura minuciosa de la última encuesta de Ipsos para El Comercio indica que la ciudadanía está harta de este gobierno. No le ve liderazgo y lo considera corrupto. La campaña electoral será pura dinamita.
El considerable descenso en la aprobación al presidente Humala (17%) y su esposa (15%) viene de atrás. ¿Es irreversible?
No es irreversible; podríamos ver una ligera recuperación del gobierno cuando arranque la campaña electoral. La atención estará en ello. Pero sí es definitivo. La percepción ciudadana es que el gobierno ya los hartó. No se espera nada de él. Hay una gran decepción de quienes votaron por Humala y de quienes le dieron un voto de confianza con la hoja de ruta. La sensación es que no hay liderazgo del presidente –no puede resolver temas como el de Tía María– y que hay corrupción y frivolidad, encarnados hoy en la primera dama.
¿La factura de Tía María fue onerosa para el gobierno?
Claro. Conga era un caso más complejo; la población de Cajamarca estaba mayoritariamente en contra. Tía María evidenció que el gobierno carece absolutamente de liderazgo. El presidente gobierna en la Plaza de Armas, pero no en el territorio nacional. Su figura está muy devaluada en parte por el protagonismo excesivo que ha tenido Nadine Heredia. Humala ha perdido la confianza. Hoy la tercera razón de desaprobación es la falta de liderazgo –anteriormente no figuraba– y la corrupción pasó al primer lugar de las causas del rechazo al gobierno. Antes era la inseguridad ciudadana, que ahora está segunda. Los escándalos que han rodeado a Nadine influyeron.
Ella sostiene que es una campaña de demolición de la prensa.
Son demasiadas historias que salen sobre ella. Ninguna tiene una respuesta aclaratoria, son evasivas. Y la opinión pública no es tonta. Las respuestas son contundentes: el 86% afirma que la tarjeta es una fachada para cubrir sus cuentas personales y que no es de la amiga. Consideran también que la plata viene del gobierno de Chávez. Por todo esto la gente quiere que se le levante el secreto bancario. Las explicaciones de Nadine Heredia son pueriles y la ciudadanía pide que la fiscalía y el Poder Judicial profundicen las investigaciones. En el mejor de los casos, la plata vino de Venezuela, en el peor, se continuó negocios con Belaunde Lossio.
¿La señora Heredia podrá remontar su aprobación o va con la del presidente?
Los dos están atados. Con Heredia la decepción ha sido mayor, generó más expectativa. Por eso, en los dos primeros años tenía más aprobación que el presidente. La ciudadanía está percibiendo que ella ha sido el canal por el que se manejó mucho dinero para la campaña. Sus gastos superfluos y frivolidad han causado mucho rechazo. Su desaprobación es altísima.
La estrategia de este gobierno ha sido obtener votos en el Perú rural. ¿Es ajeno a todo esto?
El Perú rural los veía con más simpatía, pues está más alejado de las noticias. Pero hoy eso está cambiando. El sector rural también ha entrado en este tobogán de pérdida de confianza y desaprobación en Humala y Nadine. También ve televisión y se informa de cosas muy notorias.
¿Este es un gobierno débil?
Claramente, la debilidad es su principal característica. No tiene respaldo en el Congreso, en la opinión pública. No hay sectores sociales que lo defiendan. La soledad de la pareja presidencial es muy grande.
El proceso electoral será polarizado, una carnicería...
Puede ser, pero no polarizado porque no existen candidatos antagónicos que estén enfrentados, como hemos vivido en las segundas vueltas de las dos últimas elecciones. Tenemos tres posibles candidatos relativamente muy fuertes y que no tienen discrepancias de fondo significativas. Sí habrá una guerra de acusaciones de corrupción. La mayoría de candidatos tiene rabo de paja. Kuczynski es quien tiene menos imputaciones. Pero evidentemente en la campaña surgirán. La campaña será sucia más que polarizada ideológicamente. El riesgo es que si se embarran unos a otros, abren la puerta para que surja…
El nombradísimo ‘outsider’...
Sí. El riesgo es para los candidatos, claro. Pero la experiencia con los ‘outsiders’ genera una desazón. No creo que la ciudadanía esté tan animada por ello. En esta elección habrá una mayor demanda de liderazgo, capacidad profesional, experiencia, en la medida en que este gobierno carece de ello. Cuando un gobierno termina desprestigiado, la población tiende a votar por alguien que sea lo contrario, también una demanda de decisión para luchar contra la corrupción. Ahí veremos a los candidatos. Para Alan García es más fácil mostrar liderazgo y capacidad que lucha contra la corrupción. Su candidatura está signada por el tema de los ‘narcoindultos’ y Oropeza.
¿Lo puede revertir?
Es un político muy hábil y sabe jugar sus cartas. Todo es relativo. Pero la vinculación de la corrupción viene desde su primer gobierno. No tiene un caso tan directo como el de Ecoteva contra Toledo, pero hay un manto de sospecha con los indultos. Ahora, para pasar a la segunda vuelta basta un 20% o 25% de personas que voten por ti. No necesitas que la mayoría te crea. Y eso lo tiene García, tiene un espacio para comunicar a ese sector que las acusaciones son politizadas y que no lo afectan a él directamente.
¿El debate económico contará?
El debate estará en cómo combatir la inseguridad ciudadana, pero también en cómo reactivar la economía. La población valora el crecimiento económico y espera más trabajo y más negocios. Otro tema será cómo se va a luchar contra la corrupción.
Es el asunto más emocional.
El que va a generar más fuego cruzado. Para lo económico y la seguridad, la campaña será más de propuestas. Pero con la corrupción habrá una campaña de demolición. La corrupción que se ha destapado en Brasil puede revelar pagos a dirigentes políticos peruanos. Si son de este gobierno, la gobernabilidad estaría en riesgo. Si se refiere a gobiernos anteriores, podría afectar la campaña electoral 2016.
¿La oposición está bien ‘rankeada’?
No. Hay una desazón general frente a la clase política. La caída de Humala no ha generado que Keiko, García o PPK mejoren su aprobación.
¿La desesperanza ante los políticos se incrementa con la actuación de este gobierno?
Sí. Se probó con la izquierda: Humala se moderó, pero al final fue otra decepción más. A eso se añaden los escándalos de los gobiernos regionales. La sensación es que muchos aventureros entran a la política para medrar. Al desencanto con los partidos se suma el desencanto con los independientes. Todos están en el saco.
¿Keiko Fujimori no está tan asociada con la corrupción?
Ella y PPK. La población está diferenciando entre Keiko y su padre. Alan García, Toledo y Humala están en el mismo nivel de percepción de corrupción.
Lee la entrevista completa en la edición impresa de El Comercio.
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"Jueces y fiscales contra la pared", la columna de Juan Paredes Castro ► http://t.co/V4mtyV7WXe pic.twitter.com/PaCBYWAOZ2— Política El Comercio (@Politica_ECpe) junio 21, 2015