(Foto: CNM)
(Foto: CNM)
Fernando Vivas

La gran ironía de esta historia es que el Consejo Nacional de la Magistratura () se creó en la Constitución de 1993 para que el nombramiento de jueces y fiscales estuviese libre de la injerencia de los gobiernos de paso. Pero, con el tiempo, su autonomía fue violada por nuevas y perniciosas injerencias. Y adquirió vicios propios y hasta un peculiar folclor.

Por ejemplo, la elección de consejeros provenientes de universidades y colegios profesionales que, según la Ley 26397, debiera hacerse por votación directa universal, terminó siendo indirecta. De los 7 consejeros (opcionalmente 9), dos son representantes de los colegios profesionales y otros dos de las facultades de derecho de las universidades públicas y privadas. ¿Quiénes los eligen? Pues solo los rectores. No es casual que el actual presidente del CNM, Orlando Velásquez, fuera antes presidente de la Asamblea Nacional de Rectores (ANR). Fuentes de El Comercio cuentan que en estas elecciones hay mecanismos perversos. Si la elección no se ha hecho por acuerdo de muy pocos, se organizan reuniones en Lima a las que se invita, con gastos pagados y halagos, a representantes de universidades regionales.

Con los colegios profesionales pasó algo similar. El ingeniero Gonzalo García Núñez, quien fue consejero en nombre de los colegios profesionales, nos contó que él si fue elegido por votación universal, pero luego las elecciones pasaron a ser indirectas.

Trozar al pato
El CNM realiza tres procesos, para lo que se divide en tres comisiones: nombramientos de jueces y fiscales, evaluación y ratificación de los mismos, y sanciones. Para la segunda función hay un despliegue de exámenes escritos y presenciales que ha llamado poderosamente la atención.

En algunos videos recientemente difundidos se ve, por ejemplo, que a una candidata la preguntan por la gastronomía huachana y, como prueba de su conocimiento, le piden la receta del cebiche de pato.

En realidad, no es descabellado ni absurdo que se pregunte por temas ajenos al derecho a un juez. Entre lo que se busca evaluar, y lo dice la ley de carrera judicial, es que el examinado esté compenetrado con la cultura y las costumbres de la comunidad en la que juzga. Sin embargo, conocer la receta de un plato es irrelevante para su desempeño. Sería aberrante que a alguien se le dé más puntaje porque responde, acertadamente, que el cebiche de pato es mejor con naranja agria que con limón. La pregunta, además, se hace en un tono chacotero que delata la ligereza con la que funciona el CNM.

Otra perla de ligereza es aquella en la que a un juez de Áncash se le pregunta por los conceptos con los que, según la leyenda, Antonio Raimondi asoció a las ciudades del Callejón de Huaylas. "Si Huaraz es pretensión y Caraz es dulzura, ¿qué es Carhuaz?", pregunta el examinador. El examinado responde correctamente, 'borrachera'. Le retrucan que está 'asimilado' al lugar. A otro postulante, esta vez de Ica, le hablan de la belleza de las iqueñas, un comentario machista fuera de lugar.

La mayoría de videos delata esa chacota que ha sido, deplorablemente, el aporte interdisciplinario de la sociedad civil al CNM. Miren, si no, al consejero Iván Noguera, apodado "Dr. Rock". Este sí es jurista de formación, pero en el CNM se sintió a sus anchas para promover otra afición, la de cantante. En uno de los audios difundidos en estos días se le oye ingeniárselas para venderle al empresario Mario Mendoza 50 entradas para un concierto suyo. Los varios procesos de investigación (fiscalía, Congreso, el propio CNM) determinarán, en ese caso, si se trata de una sofisticada extorsión en especies.

Por supuesto, mucho más preocupante que la levedad de los exámenes es la posibilidad de que se ajusten a la voluntad corrupta de aprobar a un postulante o desaprobar a otro en beneficio de un tercero. Eso se desprende de un audio de Walter Ríos, la cabeza del PJ chalaco, que le dice al asesor de su corte, Gianfranco Paredes, que un candidato a fiscal en Tacna le dé "10 verdecitos" para asegurarle el puesto. De la conversación se desprende que Ríos no está seguro de poder lograr eso con sus contactos en el CNM.

Los destapes de estos días hacen ver que la corrupción en el CNM no era algo aislado y subrepticio. Por el contrario, había imbuido al ente a tal punto de que algunos de los consejeros festejaban su viciosa confraternidad, convirtiendo en una farsa su misión constitucional de nombrar, evaluar y ratificar a los jueces y fiscales del Perú.