El lunes de la semana pasada, los muros de Torre Tagle fueron mudos testigos de un hecho inusual. El flamante jefe del Gabinete, Pedro Cateriano, convocó en este recinto a un almuerzo de camaradería a todos los ministros de Estado. La dueña de casa, la canciller Ana María Sánchez, flanqueaba a Cateriano, que parecía querer enviar un mensaje al servicio diplomático sobre quién tendría ahora un mayor peso en Torre Tagle.
Esta idea se reforzaría con el hecho de que el nombramiento de Sánchez –de trayectoria poco conocida– fue de última hora.
A la ahora canciller la llamaron el jueves 2 de abril –unos 120 minutos antes de la juramentación– desde Palacio de Gobierno ante la renuncia irrevocable del embajador Gonzalo Gutiérrez. El diplomático tomó esa decisión cuando se le confirmó que Cateriano era el elegido para reemplazar a Ana Jara.
Según fuentes confiables, Gutiérrez y Cateriano no se entendían desde hace tiempo y habían tenido diferencias de opinión en el manejo del tema del espionaje chileno, por lo que Gutiérrez optó por la renuncia. El ex canciller apostaba por un manejo estrictamente diplomático y reservado.
Así las cosas, literalmente el mensaje telefónico a Ana María Sánchez fue que se dirigiera de inmediato a Palacio para asumir el cargo. Según testigos, no hubo una pregunta de por medio para consultarle –como es usual– si aceptaba el encargo.
Dos horas después, Sánchez juraba el cargo con una indubitable expresión de sorpresa que impregnaba su rostro.
La llamada de Palacio llegó cuando ella alistaba maletas para asumir, por primera vez, una embajada en el exterior. Fue designada –a pesar de ser su primer destino– a una de las embajadas más codiciadas en Torre Tagle: París. Un día antes de la juramentación, se publicó en el diario oficial “El Peruano” la resolución que confirmaba que había sido elegida para reemplazar a la ginecóloga de la esposa del presidente, Cristina Velita. Ella ejercía el cargo de embajadora del Perú en Francia desde octubre del 2011. La amistad de la pareja presidencial con Velita se forjó cuando Humala se desempeñó como agregado militar en París, ciudad a la que le guarda un especial cariño. El nombramiento de Ana María Sánchez, en reemplazo de Velita, reflejaba que gozaba de la confianza de la pareja presidencial.
Y confianza es la palabra clave que también pesó a la hora de ser nombrada inesperadamente canciller, según fuentes consultadas por El Comercio.
Su designación se da pese a que Ana María Sánchez –abogada de 56 años– no ha ejercido ningún cargo en la alta dirección de la cancillería y que fue promovida recientemente como embajadora (desde el 1 de enero del 2013, aunque la resolución se publicó en octubre del 2012). Su ascenso fue parte de un hecho histórico en la cancillería, pues ese año cinco mujeres fueron promovidas como embajadoras. Se comentó que ello había sido gracias al impulso de la esposa del presidente, Nadine Heredia, quien abogaba por un papel más preponderante de la mujer en el servicio diplomático.
Ana María Sánchez cumplió los últimos cuatro años el cargo de jefa del despacho ministerial de Relaciones Exteriores –funcionaria que asiste al ministro de turno y coordina los asuntos del despacho– durante la gestión de los cancilleres del actual gobierno: Rafael Roncagliolo, Eda Rivas y Gonzalo Gutiérrez.
Desde ese puesto consultaba y coordinaba diversos asuntos directamente con Palacio, donde era considerada una funcionaria “de confianza”.
La ahora canciller cumplió este fin de semana su primera tarea internacional: acompañar al presidente Ollanta Humala a la Cumbre de las Américas.
“Está muy tensa y preocupada por el encargo, porque conoce sus limitaciones”, comentaron a este Diario fuentes diplomáticas.
La ministra ha optado por no dar entrevistas y evitar cualquier contacto con la prensa. Su primera prueba de fuego la tendrá en la Comisión de Relaciones Exteriores, que la citará para que explique uno de los asuntos más calientes de su sector: el caso del espionaje chileno. Hoy se ha programado una ceremonia de presentación oficial de la canciller en Torre Tagle, en la que se supone que deberá exponer su plan de trabajo.
Lee más sobre la nueva canciller en la edición impresa de El Comercio.
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— Política El Comercio (@Politica_ECpe) abril 13, 2015