Una DINI para el MEF, por Federico Salazar
Una DINI para el MEF, por Federico Salazar
Federico Salazar

El tiene la fórmula. La economía se recuperará si los productores le hacen caso. Ellos deben bajar sus precios.

El rebaja los aranceles de algunos insumos para productos alimenticios. El ministro cree que una reducción en el costo debe trasladarse a los precios que paga el consumidor.

Los precios de la leche y el maíz, por ejemplo, deberían bajar entre 18 y 20%. El azúcar, hasta en 30%.

¿De dónde saca el ministro estos porcentajes? ¡De un cálculo de costos! Pero los costos no son determinantes del precio, como se sabe, por lo menos, desde 1871.

El ministro ha ido más lejos. Ha advertido a los productores que el Gobierno vigilará cualquier concertación de precios, “para garantizar este traslado de la rebaja arancelaria a los precios”.

Los precios no bajarán si la gente sigue con dinero en el bolsillo. No bajarán si la oferta no crece. No bajarán si la demanda persiste.

Para el ministro los precios no tienen mucho que ver con la oferta y la demanda del bien. Tampoco tienen que ver con la oferta y demanda del dinero. Tienen que ver con los costos; en este caso, con los aranceles.

Como el MEF baja los aranceles, el ministro cree tener derecho a decirle a los productores a cuánto deben vender sus productos. Cree tener derecho a decirles a los productores cuánto deben bajar sus productos.

El ministro propone encargar la economía a la policía del MEF. Parece que confía en una especie de DINI (Dirección Nacional de Inteligencia) de la economía.

“Hay entidades del Estado –ha dicho– encargadas de difundir información sobre quiénes están trasladando y quiénes no, y también de evitar que haya concertación de precios en los mercados”.

Si usted pensaba que los precios tienen que ver con la oferta y la demanda, debe olvidarse de esa teoría trasnochada. Los precios tienen que ver con los conciliábulos concertadores, con la maldad y el antipatriotismo de los productores.

“Hacemos un llamado a los intermediarios para que trasladen estas rebajas”, ha invocado el ministro Segura. Sorprendente. La tarea de los ministros es ahora pedirles a los productores que hagan lo que ellos creen.

¡Cómo no haberlo sabido antes! ¡Hubiéramos evitado la caída de la producción nacional! ¡Era tan fácil!

El ministro insiste en su teoría. Contra la evidencia. Y él mismo lo confiesa. “Desde el 2012 ha habido una reducción de precios internacionales de alimentos que no se ha trasladado a los consumidores peruanos”, advierte Segura.

El ministro piensa que ahora será distinto. Ahora le van a hacer caso. Ahora él está a cargo.

¿Y si no le hacen caso? Lanzará a la policía del MEF, a los que vigilan y castigan. A los que saben a cuánto deben vender, y con qué margen, los comercializadores.

Esta visión de las cosas no va a cambiar nada. Los productores no obedecen indicaciones de ministros, sino de mercado. Y está bien que lo hagan.

La forma de entender la economía del MEF lleva al desastre. No tienen culpa los productores, sino los que creen que la economía se maneja con policías y conminaciones.

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