La semana pasada presenté una mirada sobre la hasta ahora invisible carrera para el Congreso 2020. Las encuestas de esta semana mantienen el mismo panorama: fragmentación y alto desinterés de la ciudadanía. Serán dos semanas más de relativo silencio por fiestas, con lo cual despertaremos en enero con apenas cuatro semanas para la elección.
Esta columna es un llamado, algo iluso, a motivarlos a interesarse en el proceso. Lo que está en juego no es poca cosa si usted está entre esa mayoría que se hartó del anterior Congreso por su incapacidad de hacer reformas y por promover la impunidad. No olvide, además, que esos grupos que desprestigiaron al Congreso están en campaña.
El próximo Congreso tiene varios temas urgentes a tratar. Debe impulsar las reformas políticas pendientes. Entre ellas, la inmunidad parlamentaria que tanta atención tuvo. Promover cambios en la justicia. Hay además toda una serie de asuntos referidos a la relación Ejecutivo-Legislativo que deben regularse mejor. Elegirá a seis de siete miembros del Tribunal Constitucional. Y hay pendientes varios casos en la Comisión de Ética y procesos de acusación constitucional que deben marcar una clara diferencia con los blindajes del pasado.
Todo ello contribuirá a construir un Congreso más legítimo, capaz de controlarse a sí mismo. Exigir definiciones en estas semanas reduce la posibilidad de que, una vez elegidos, los partidos se olviden de sus promesas. La conducta de dichos partidos, hay que recordárselo, impactará en sus candidaturas del 2021.
Pero tan importante como las reformas normativas o los procesos parlamentarios es la vigilancia al gobierno y las políticas públicas. Sin un Congreso que mire lo que hace el Poder Ejecutivo hay temas que salen de la agenda, pierden visibilidad. No me refiero a una fiscalización obstruccionista. Me refiero a exigir información a ministerios sobre sus políticas, a vigilar procesos de reforma que, si no se miran, simplemente se diluyen.
La representación que se forme tendrá mucho que decir sobre la agenda de las políticas públicas en los meses que le quedan al gobierno. ¿Le indigna la muerte de dos jóvenes trabajadores en McDonald’s y quiere saber qué hace el Ministerio de Trabajo con respecto a la seguridad laboral? Vote por partidos que exijan esa información y pongan el tema de la fiscalización entre sus prioridades. ¿Quiere que se vigile la formación de la Junta Nacional de Justicia y se empuje al Poder Judicial a hacer reformas? Vote por quienes se comprometan a seguir dichos procesos y demanden explicaciones por las demoras.
Todos tenemos prioridades y temas que consideramos esenciales. Asegúrese de que estén presentes en el próximo legislativo.
Es posible que con la fragmentación actual y la ausencia de programas el resultado sea un Congreso dividido y poco programático, sin agendas claras. Un Congreso que no obstruya, pero que tampoco construya. Un Congreso al que se le pase el tiempo esperando la elección del 2021. Pero queda un mes para intentar darle otro vuelo a la elección. Menos pesimismo y más debate que se acaba el tiempo. Felices Fiestas.