El regreso de Nadine, la columna de Diana Seminario
El regreso de Nadine, la columna de Diana Seminario
Diana Seminario

se proclama inocente, pero sus hechos dicen lo contrario, y ha encontrado el motivo perfecto –y rentado– para evadir la justicia del país. El Estado Peruano fue el último en enterarse de los planes de la ex primera dama. Al menos esa es la versión oficial.

Es que si algo saben los diplomáticos de cualquier nacionalidad es estar bien informados. Por eso llama la atención que se hayan enterado de la contratación de Nadine en la FAO cuando los hechos estaban consumados. La diplomacia peruana merece el mayor de los respetos y Torre Tagle cuenta con los mejores profesionales en su especialidad, por eso resulta inexplicable este letargo, peor aún cuando ahora se sabe que Heredia de Humala tenía la puntería en la FAO desde que estaba en Palacio de Gobierno. Ya antes le había echado el ojo a ONU Mujer, pero ahí no tuvo Felicianos que le dieran la mano.

¿Y el Poder Judicial? De ellos no es de extrañar tanta desinformación, pero podría haberse esperado algo de suspicacia, no la tardía reacción de darle a la señora diez días de plazo para regresar a Lima y afrontar el proceso con firma mensual incluida.

¿Y qué se puede decir de un organismo como la FAO que en el 2013 le otorgó un reconocimiento a Nicolás Maduro por haber logrado los objetivos del Reto del Hambre Cero? Sin comentarios.

Podríamos seguir lamentándonos y nuestra indignación no tendría ningún resultado. La señora ya está lista para ser la directora de la Oficina de Enlace de la FAO.

Sí, tiene derecho a trabajar, pero sobre todo tiene el deber de afrontar un proceso judicial. El haber pedido que se deje sin efecto este nombramiento “transparente” no significa ninguna injerencia, es simplemente aclarar que contratar a una ex primera dama que afronta un proceso judicial en el Perú es una burla. Sí, la FAO se ha burlado de la justicia y de nuestro país. ¿O cómo podríamos definir esta maniobra?

Los defensores de Nadine Heredia insisten en que “no hay un caso sólido”, que ni siquiera hay una acusación fiscal y que “no tiene nada más en su contra que el odio popular”. Supongamos que tengan razón, entonces, ¿no es mejor responder cuantas veces sea necesario a la justicia?

Lamentablemente, los antecedentes de mentiras y contradicciones nos hacen dudar de Heredia de Humala, quien primero negó que las controvertidas agendas con anotaciones de ingresos y egresos de dinero fueran suyas, y luego admitió la propiedad para apelar a la prueba ilícita.

Además, advirtió que fugar era de cobardes. Si lo que acaba de hacer no se llama fuga, entonces no dudamos de su pronto retorno.

Señora, si es inocente, regrese y afronte sus asuntos con hidalguía, y dígale a sus defensores que paren la mano, pues lo único que hacen es insultar la inteligencia de los peruanos.

Todos los ciudadanos tenemos derecho al debido proceso, pero parte de este es dar la cara y afrontar la justicia sabiéndose inocente.

Es innegable que este no es solo un asunto judicial, sino también político, por lo que resulta aún más relevante que lo afronte. No puede seguir burlándose del sistema ni de las instituciones democráticas como lo ha hecho en los últimos cinco años.

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