La principal causa de nuestra crisis económica no está en China. Está en Palacio de Gobierno.
El presidente Ollanta Humala dice que el país necesita inversión. Y para conseguirla, critica ácidamente a los inversionistas.
Los dichos presidenciales no causan la crisis. Revelan la causa de la crisis. La administración pública se conduce bajo el imperio de la contradicción.
Si el problema es falta de inversión, el presidente debería persuadir a los empresarios a que inviertan. En lugar de eso, los golpea y los desprecia.
Para aclarar lo que quiso decir en su mensaje a la nación, el jefe de Estado criticó que el sector privado no asuma riesgos. “Este gobierno un poco más y les da respiración boca a boca [a los empresarios]”, dijo el mandatario. Qué malos, ¿no? ¡Se les da oxígeno y no reavivan!
El propio presidente no lo comprende.
Damos aliento al sector privado, reclama. Damos normas de impulso a la economía, inyectamos liquidez, reducimos el Impuesto a la Renta, cuenta. “Si eso no es un aliento, entonces, ¿qué es? Es incomprensible”.
Queda claro: el señor presidente no comprende por qué las medidas gubernamentales no funcionan. Y le echa la culpa al sector privado. Y, luego, manda a los empresarios a que inviertan. En la imaginación del presidente parece que los empresarios invierten cuando reciben órdenes de Palacio. Yo pensaba que los empresarios invertían cuando tenían dinero, proyectos y condiciones de rentabilidad.
El señor Ollata Humala cree que inyectar dinero crea condiciones de rentabilidad. Es falso. Eso, más bien, alienta la inflación. La inflación no es una condición de rentabilidad. El señor Humala cree que la reducción del Impuesto a la Renta crea un incentivo. Es falso. Si veo que no habrá ganancia y me reducen el impuesto, preferiré ahorrar, no invertir.
Las reducciones de impuestos deben ser universales, no para un sector específico. No es lo mismo un privilegio que una reducción de costos. Si el Gobierno les ha dado respiración boca a boca a los empresarios, queremos saber a cuáles. ¿A qué empresa o grupo empresarial se le regaló algo que no se le dio a los demás ciudadanos?
El esquema mercantilista y asistencialista no ha funcionado. No ha reactivado nada y solo ha significado el desperdicio de los recursos fiscales.
Para el presidente Ollanta Humala eso es señal de que los inversionistas son gente perversa.
No invierten porque, aparentemente, quieren fastidiarlo a él. No invierten aunque las condiciones son ¡buenísimas! No invierten porque no quieren ¡ganar!
Obviamente, el presidente está equivocado. No se trata de un error circunstancial. Es un error en su forma de pensar. Esa es la forma de pensar con que se ha conducido el Gobierno.
Desde Palacio se ha dado respiración boca a boca a algunos empresarios. Eso dice el mandatario. En lugar de detener ese modelo, el Gobierno persiste.
¿Quiénes son esos privilegiados? ¿Cuánto “aliento” han obtenido del Gobierno?
Queremos conocer a los que no reavivan a pesar del oxígeno que regaló Palacio.
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.@Ollanta_HumalaT: “Que ningún candidato toque los programas sociales” ► http://t.co/eFDLtv7HiU pic.twitter.com/D6h7tB0C2G— Política El Comercio (@Politica_ECpe) agosto 6, 2015