¿Se rompe el fujimorismo?, la columna de Cecilia Valenzuela
¿Se rompe el fujimorismo?, la columna de Cecilia Valenzuela

La línea que divide el albertismo del keikismo al interior de dejó de ser delgada. Ayer, al final de la tarde, Keiko Fujimori puso en su lugar a su hermano Kenji, a todas luces el parlante de su padre.

En una jugada realmente audaz, la candidata dejó atrás los tapujos y ventiló públicamente el problema interno que la ha perseguido durante sus campañas el 2011 y el 2016: ella compite el liderazgo con su padre aunque la mayoría piense que lo comparte.

Ayer, sin querer queriendo, Keiko dejó entrever que está dispuesta a romper con la facción que lidera su padre a través de su hermano Kenji: después de deliberar todo el día en compañía del CEN de su partido, convocó a la prensa para rechazar las ambiciones personales que autoproclaman candidaturas con cinco años de anticipación.

Y sentenció: “Aquí no hay espacio para posiciones personalistas. Así lo deberían entender quienes pretendan mantenerse en el partido”.

¿Cuánto le costará esta escaramuza con pinta de ruptura a Fuerza Popular? La última encuesta de Ipsos publicada en El Comercio refiere que el 78% de los electores de Keiko Fujimori votan por ella porque aprecian sus capacidades y sus propuestas, mientras que solo el 21% lo hace por el gobierno que hizo su padre.

Aun así el lunes el albertismo guapeó feo, a través del Twitter de Kenji, al keikismo, que desde la propia Keiko había hecho una nueva promesa: [si gano y gobierno] nadie con el apellido Fujimori se postulará el 2021.

La declaración fue el domingo, al filo de las 10 de la noche, pero la respuesta no llegó hasta las 8 de la mañana del día siguiente. O Kenji tarda 10 horas en reaccionar; o los textos de los tuits acusando veladamente a su hermana de impericia política, enquistamiento en la dirigencia y una actitud vergonzante frente a su apellido y lo que este representa fueron inspirados por su padre.

El tuit puesto en la boca de Kenji “La decisión es mía: solo en el supuesto negado que Keiko no gane la presidencia yo postularé el 2021” le dice a Keiko: si no ganas esta vez, no serás la candidata en las próximas elecciones. ¡Y tú no eres quien decide!

Es evidente que Alberto Fujimori sigue sintiéndose el amo y señor del fujimorismo, al punto de llevar a su hijo menor, el más votado, a cuestionar el liderazgo de su hija mayor, a quien aparentemente presume perdedora de esta segunda vuelta. De lo contrario, ¿por qué confrontarlos?

Siendo la libertad de Fujimori el objetivo principal del albertismo, ¿cómo se repartirán los 73 escaños ganados en el Congreso Keiko y Kenji? ¿Quién sigue a quién?

 La disputa comenzó en diciembre del año pasado cuando Alberto Fujimori publicó una carta contradiciendo la decisión de su hija Keiko de someter a evaluación las candidaturas congresales de los fujimoristas de la vieja guardia. Ya entonces Kenji fue el encargado de abrir fuegos.

Ahora que el éxito y la soberbia han despertado el autoritarismo del padre, ¿cuál será realmente la correlación de fuerzas en el Congreso?

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