(Foto: Sepres)
Gonzalo Carranza

“No he mentido [...]. Si uno fuera corrupto, ¿haría estas transacciones bancarizadas, pagando impuestos?”.
Esto es falso.

El presidente Kuczynski le dijo a la Comisión Lava Jato que no tenía relación directa o indirecta con Odebrecht, y, sin embargo, giró un recibo por honorarios para First Capital por una asesoría para H2Olmos, subsidiaria de Odebrecht. Esta es, por lo menos, una relación profesional y comercial indirecta, y es un hecho del que  sí tenía pleno conocimiento, pues él mismo giró el recibo y, se entiende, hizo la asesoría.

Así, se diferencia de los pagos realizados a Westfield Capital, sobre los que el mandatario argumenta que los contratos los firmó Gerardo Sepúlveda y que él no los revisó hasta este año.

Por otro lado, existen casos en los que se sospecha que pagos relacionados a casos de corrupción o tráfico de influencias se han dado a través de servicios debidamente declarados. Por ejemplo, una de las investigaciones al ex presidente Lula da Silva en Brasil se relaciona con los pagos hechos por Odebrecht por conferencias brindadas después de su mandato.

“En cuanto fui nombrado ministro en el 2004 renuncié a todos los directorios y mi empresa, que es una empresa unipersonal, me separé, me aparté completamente de esta empresa”.
Esto es una media verdad.

El presidente firmó electrónicamente el reporte anual que Westfield Capital presentó ante el estado de Florida el 10 de enero del 2005 para demostrar que la empresa estaba activa. En esta fecha, PPK ya tenía 11 meses en su segunda gestión como ministro de Economía de Alejandro Toledo.

En dicho reporte, Kuczynski figuraba como directivo de la empresa con las siglas “PC”, que, según un glosario oficial de la División de Corporaciones del Departamento de Estado de Florida, significan “presidente” / “president” (P) y “presidente del directorio” / “chairman” o “director ejecutivo jefe” / “chief executive director” (C).
Cabe señalar que el mandatario siempre apareció con estas siglas en los reportes anuales de Westfield, incluidos aquellos de los tres años siguientes (2006, 2007 y 2008), los cuales fueron firmados electrónicamente por Gerardo Sepúlveda.

Además, el financista chileno figuraba en estos reportes con la sigla T, que, según el glosario citado, significa “tesorero” / “treasurer” o “fideicomisario” / “trustee”.

Legalmente, el término “fideicomisario” sí podría implicar que Sepúlveda gestionó Westfield independientemente de PPK, sin necesidad de reportarle los detalles de sus actividades, aunque siempre en beneficio de este último.

“Cuando regresé [a Westfield] como ciudadano privado en el 2006, me enteré, pero ni siquiera vi los contratos. Recién ahora estoy viendo estos contratos”.
Esto es una media verdad.

El grueso de los pagos de Odebrecht a Westfield se dieron en diciembre del 2007, cuando el presidente ya llevaba meses de regreso a la empresa, según su propio testimonio. Se trata de 717 mil dólares de los 782 mil dólares que las filiales de Odebrecht abonaron a la empresa de propiedad del mandatario.

Esto plantea la importante duda de cuál era la relación en el año 2007 entre PPK, ya alejado de cargos públicos, y Sepúlveda, aún tesorero o fideicomisario de Westfield. Asimismo, plantea la necesidad de que se divulguen los contratos entre Westfield y las concesionarias IIRSA Sur-tramo 2 e IIRSA Sur-tramo 3, que fueron las sociedades que realizaron los dos pagos de diciembre del 2007.

Hasta ahora, solo se ha divulgado un contrato firmado en marzo del 2004 (aproximadamente un mes después del regreso de PPK al MEF) entre Concesionaria Trasvase Olmos (subsidiaria de Odebrecht), el BCP y Westfield Capital para que estas dos últimas empresas sean asesoras en la emisión de bonos de la primera. En virtud de este contrato, Westfield solo recibió 65 mil dólares, los cuales incluyen reembolsos de gastos diversos y una comisión fija de estructuración y colocación de 20 mil dólares.

Una situación que ha pasado inadvertida es que fue First Capital, la empresa de Gerardo Sepúlveda, y no Westfield Capital, la firma de Kuczynski, la que cobró el grueso de la comisión por la emisión de bonos de Concesionaria Trasvase Olmos, a través de tres pagos entre abril y agosto del 2004, por 949 mil dólares.

“Ese reporte [anual ante el estado de Florida] es simplemente una constancia de que existe una empresa”.
Esto es verdad.

A diferencia de las empresas listadas en un mercado de valores, que deben publicar reportes o memorias anuales con su información financiera, los reportes anuales que firmas como Westfield Capital presentan ante la División de Corporaciones del Departamento de Estado de Florida son solo declaraciones de que la empresa permanece activa, quiénes son sus directivos responsables y cómo ubicarlos.

“En banca de inversión hay lo que se llama una muralla entre los accionistas dueños y los gestores”.
Esto es falso.

Aquí conviene hacer una explicación rápida de qué significa “banca de inversión”. Este término reúne un conjunto de actividades llevadas a cabo por instituciones financieras de diferentes tamaños y grados de complejidad, desde grandes transnacionales hasta pequeñas firmas de pocos o un único socio, llamadas “boutiques”.

Una de estas actividades se denomina “finanzas corporativas” y consiste en la asesoría a empresas en la evaluación de sus alternativas de financiamiento, de la rentabilidad de sus proyectos de inversión y de la conveniencia de realizar una fusión o adquisición, por citar ejemplos comunes. Una de estas asesorías es la denominada “estructuración y colocación” de emisiones de bonos, como las que hicieron Concesionaria Trasvase Olmos y H2Olmos. En este caso, el trabajo consiste en diseñar de la manera menos costosa la emisión, tomando en cuenta los posibles plazos de la deuda, los potenciales compradores de los títulos, y las garantías y condiciones que estos pueden tener.

El principal activo que tiene una banca de inversión para brindar este tipo de servicios es el talento con el que cuenta y, en el caso de pequeñas “boutiques” como First Capital o Westfield, el talento clave son sus socios. Por ello, no solo sería inusual establecer una “muralla china” entre gestores y dueños, sino que atentaría contra la propia naturaleza del negocio. En esto, las “boutiques” se diferencian de las grandes firmas de banca de inversión, que contratan este talento y que, en muchos casos, tienen accionariado difundido.

En cambio, sí es usual que las áreas de finanzas corporativas de una banca de inversión tengan “murallas chinas” con otras divisiones de estas firmas, como las de gestión de activos, que ofrecen fondos y productos para que terceros inviertan su patrimonio, y las de ‘research’ o investigación, que dan recomendaciones de inversión a clientes. En estos casos, el conflicto de interés es evidente: las áreas de gestión de activos y de ‘research’ se deben a clientes que son ‘compradores’ de títulos, mientras que las divisiones de finanzas corporativas trabajan para empresas que buscan ‘vender’ bonos o acciones.

“[Las asesorías brindadas por Westfield y First Capital] son un servicio de banca de inversión que existe en todos los mercados del mundo, donde se trabaja para levantar una cantidad de plata en los mercados, mercados de bonos, en base a una comisión, como dicen ellos [Odebrecht] según las reglas del mercado. ¿Cuál es la comisión? 0,5%, 0,6%. Ni 1%.
Esto es una media verdad.

El presidente contestó así a esta pregunta de la periodista Milagros Leiva: “¿Usted nos puede contar en qué consistían exactamente las asesorías que dio Sepúlveda a Odebrecht? Porque son absolutamente rentables. Son muy jugosas”.

Según el contrato entre Westfield, BCP y Concesionaria Trasvase Olmos, las comisiones totales que se repartirían ambos asesores en caso de que la emisión fuera exitosa sumaban 2% del monto recaudado, más IGV. A final, como ya se mencionó, quien cobró no fue Westfield, sino First Capital, a quien Concesionaria Trasvase Olmos le abonó el 0,95% de lo recaudado por la emisión.

No se conoce el contrato entre H2Olmos, First Capital y Scotiabank (que fue el estructurador y colocador de la emisión de esta subsidiaria de Odebrecht) pero sí se han divulgado los montos cobrados por First Capital y por PPK. En el primer caso, la comisión de éxito fue de 1,6 millones de dólares, equivalentes al 1,3% de la emisión de bonos. De este monto, al presidente le correspondieron 610 mil dólares; es decir, el 0,48% del monto recaudado.

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