Rodrigo Cruz

Rodrigo Janot prefiere no decirlo, pero ha pasado a la historia de Brasil. Es el primer procurador general que acusa por cargos de corrupción a, por lo menos, cuatro presidentes. Uno de ellos en ejercicio, Michel Temer. Y también a una larga lista de ministros y diputados. Durante su gestión como jefe de la fiscalía brasileña –que terminó el pasado 17 de setiembre– comenzó el Caso . Fue el soporte de los fiscales que lograron, entre otras cosas, poner tras las rejas a Marcelo Odebrecht, “el hombre más poderoso de Brasil”, en palabras de Janot, y a toda una generación de políticos y empresarios.

— ¿Cuáles fueron los factores que han hecho del Caso Lava Jato un ejemplo de lucha anticorrupción?
Fueron varios, pero te diré los principales: un equipo de investigación muy bueno, con excelentes fiscales entrenados para eso. Los instrumentos funcionaron bien. El uso de la tecnología de la información y reglas de gestión para investigar. Y también suerte.

— No fue producto de la casualidad...
Fue un trabajo fuerte y de largo tiempo. Un fiscal no se hace así [chasquea los dedos].

— ¿Y también de reformas?
Sí, de varias. Entre administrativas, legislativas, cambios en la jurisprudencia y de formación fiscal.

— ¿Cuáles fueron los costos de liderar una investigación como la de Lava Jato?
Costos personales enormes. Ya no tenía más vida privada. Mi familia recibió amenazas. Invadieron mi casa. Pero un fiscal debe estar preparado para eso. También hubo costos en la relación con las autoridades investigadas, que decían que yo tenía una manera obsesiva de perseguir. Pero no fue así. Una investigación va hasta donde fueron los criminales. Y yo hice eso.

— ¿Hasta qué punto llegaron los políticos para bloquear la investigación?
Como el Ministerio Público brasileño es autónomo e independiente, no se puede obstaculizar las investigaciones. Ese es un punto crucial: la independencia y autonomía del Ministerio Público y del Poder Judicial. Sin esas dos cosas, no se puede hacer nada. [...] Lo intentaron con iniciativas de ley. Pero no les funcionó.

-Lava Jato demuestra que hubo un sistema corrupto en Brasil y en Latinoamérica, ¿por qué no se detectó antes? 

El problema es que investigar a las organizaciones criminales es difícil. Son organizaciones herméticas, cerradas, y que tienen como principal ley el silencio. Si uno habla, muere.

—Entonces, ¿cuáles fueron las principales técnicas que utilizaron para investigar ese tipo de corrupción?
Una técnica fue, que sin ella no hubiera sido posible llegar donde llegamos, es la colaboración premiada. La colaboración de los investigados, que hablan de la estructura de la organización criminal. Que hablan de los crímenes que ellos cometieron y los de los otros integrantes de la organización. 

—Pero también se critica que la colaboración premiada da excesivos beneficios a los que se acogen. ¿Cuál es su posición?
La colaboración premiada es como un vaso comunicante. Mucha colaboración, mucha premiación. Poca colaboración, ninguna premiación. Si un colaborador hace una colaboración con muchas pruebas, con muchas posibilidades que siga la investigación, debe recibir mucha premiación, de lo contrario no habla. 

—¿Y qué ocurre en el caso de las empresas? A Odebrecht, por ejemplo, le permiten seguir con vida en Brasil. 
Ese acuerdo [de leniencia] no fui yo quien lo hizo. Pero si la empresa acepta pagar sanciones por las ilegalidades que empezó, no hay problema. No se debe buscar quebrar la empresa. Se debe buscar derribar ese sistema [corrupto].

— Tres años después de que comenzara el Caso Lava Jato en Brasil, ¿qué cosas hubiera querido cambiar? ¿Qué errores se cometieron?
Creo que no se puede hacer un análisis al detalle. Este debe ser general. Y el análisis general es positivo.

— ¿Qué tan importante fue la presión ciudadana para el avance del caso?
El apoyo popular es importante para que los fiscales puedan utilizar los instrumentos que tienen contra los políticos criminales. No digo contra todos los políticos, porque nosotros no criminalizamos la política. Nosotros perseguimos a los criminales que se esconden detrás de los mandatos políticos. La sociedad brasileña está cansada de la corrupción.

— En el Perú los políticos acusan a la fiscalía de tener una agenda contra ellos.
Siempre dicen lo mismo: que es una persecución, que ellos no han hecho nada, que son unos ángeles. Otra técnica que utilizan es atentar contra la imagen del investigador.

— ¿Por qué los fiscales de Lava Jato decidieron hacer públicos sus avances?
Porque se trata de una información de interés público. Un crimen no se esconde. Un crimen es público. La opinión pública debe conocer hasta dónde fue la extensión de los crímenes. Y una cosa más: es muy importante en el trabajo de combatir la corrupción tener una prensa libre, una que hable y apunte con los dedos.

— ¿Hoy Brasil es menos impune que antes?
Así es. Hace 15 años se decía que la justicia en Brasil solo era contra las tres P: las putas, los pobres y los ‘pretos’, como se dice a los negros. Hoy tenemos grandes empresarios presos. Políticos influyentes presos. La justicia en Brasil hoy está democratizada, la ley es para todos.

— ¿Quién era Marcelo Odebrecht en Brasil?
Era el hombre más poderoso de Brasil. El CEO de Odebrecht que está preso aún.

—¿No la pensaron dos veces antes de pedir su prisión?
No. No. No se debe tratar diferente a las personas que cometen crímenes. Sea pobre o sea rico. Sea blanco o sea negro. Sea mujer o sea hombre. 

— ¿Cómo Temer puede seguir siendo presidente con tantas acusaciones?
Porque la Cámara de Diputados dice que sí. Es un juicio político. La Constitución dice que la fiscalía investiga y si encuentra pruebas las presenta. Pero en el caso del presidente, la ley sostiene que la Cámara de Diputados puede decir si el proceso debe continuar o esperar el fin del mandato. Ellos decidieron lo segundo.

—¿Cuál ha sido el aporte de Lava Jato a la sociedad brasileña?
Un juez americano ya muerto decía que la luz es el mejor desinfectante. Así que debemos de poner luz.  [Nosotros] quebramos todo un sistema viejo. Un sistema de corrupción sistémica. Hoy la población habla de corrupción libremente. Y no la acepta.

-¿Qué consejos le daría a los fiscales de la región que hoy tienen que investigar Lava Jato?
Que deben afrontar el problema con tranquilidad pero con firmeza.

— ¿Qué información sobre Odebrecht falta dar al Perú?
No recuerdo exactamente, pero sé que tenemos una cooperación óptima con el Perú. Y veo que acá están avanzando bien, a diferencia de otros países de la región.

— El próximo 9 de noviembre, un fiscal peruano va a interrogar a Marcelo Odebrecht. Y se dice por qué se debe de firmar un acuerdo para no incriminarlo por lo que vaya a decir. ¿Por qué?
Porque firmamos un acuerdo penal con Odebrecht que dice los actos practicados fuera de Brasil. [...]Este acuerdo se hizo cuando nos enteramos de sus prácticas ilícitas en el extranjero. Entonces, yo les dije que para firmar el acuerdo debía de conocer lo que pasó. Ellos al comienzo dijeron que no, porque querían negociar de manera directa con cada país. Les respondimos que si no se lograba un acuerdo con los países afectados, igual les íbamos a comunicar de manera espontánea como dice la convención de la OCDE.

— ¿Quiere decir que ni Marcelo Odebrecht ni otros ejecutivos de la empresa, como Jorge Barata, pueden ser procesados en otros países?
Por aquellos actos [que contaron en Brasil] no. Ellos ya tienen sus sanciones en el acuerdo penal. [...] El país que no quiere respetar ese acuerdo, puede hacer sus propias investigaciones. Son libres. Pero si quieren contar con esas declaraciones deben aceptar el acuerdo.

— Entonces, ¿si se descubre un acto de corrupción de uno de ellos que no fue contado en Brasil pueden ser perseguidos en el Perú?
Si en Brasil contaron, por ejemplo, cincuenta hechos, pero no contaron el hecho 51, pueden ser perseguidos penalmente.

— ¿Se conocerá al 100% lo que pasó en Lava Jato?
Si el colaborador no dice todo, habrá problemas. Yo creo que deben pensarlo bien. Si ocultan actos, el acuerdo puede ser deshecho. Las consecuencias serían muy graves para ellos.

Los colaboradores están obligados a no mentir... 
A no mentir ni ocultar nada. Y a colaborar siempre. Pero la colaboración no es una prueba. Es un medio para obtener una prueba. El colaborador debe ayudar en todo el proceso penal.

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