(Foto: Facebook/El Comercio).
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Diana Seminario

La muerte de Eyvi Ágreda duele. Es imposible no indignarse por la forma como mataron a esta mujer de 22 años que tuvo la desgracia de que un hombre se obsesionara con ella al punto de rociarle gasolina y prenderle fuego hasta provocar su muerte.

La noticia nos ha golpeado a todos. Sin embargo, la tragedia también trae oscuras y tristes paradojas. Por ejemplo, no falta quienes proclamándose incansables luchadoras contra la violencia hacia las mujeres no tienen reparo alguno en usar violencia verbal e incluso acoso virtual para desacreditar a sus enemigos políticos.

En nombre de la defensa de las mujeres, atacan a quienes hacen un análisis distinto al ‘políticamente correcto’. Para estas personas, cualquiera que haga una reflexión distinta a sus puntos de vista predeterminados son “ignorantes”, “machistas” e “incultos”. Pareciera que en vez de buscar soluciones, su objetivo es imponer un único razonamiento.

“Plop. Qué hacemos: ¿reír, llorar o incendiarlos?”, escribió la activista y actriz Mónica Sánchez en Twitter la semana pasada, en respuesta a la congresista Úrsula Letona, quien en la misma red social había expresado su adhesión al presidente del Congreso, Luis Galarreta.

Pero eso no motivó que ninguna activista feminista repudiara este ataque. ¿Es que no saben que a Eyvi la mataron las quemaduras provocadas por un hombre que la incendió? ¿Acaso no recuerdan el merecido rechazo que se ganaron dos conductores de la radio Studio 92 por lanzar la pregunta: a quién quemarías, en uno de sus programas? Al parecer, los niveles de rechazo dependen de si a quien te enfrentas es tu enemiga política o si hacerlo te hará parecer más inteligente que el promedio.

Palabras explosivas, declaraciones efectistas, pero ausencia de propuestas concretas. Y los crímenes se siguen dando.

Pregunto a quienes llevan años estudiando los orígenes de la violencia y los modos para prevenirla si se enteraron de que en el 2015 se desactivó la Dirección de Tutoría y Orientación Educativa del Ministerio de Educación. Según el ex ministro Idel Vexler, esta dirección se encargaba de fomentar acciones pedagógicas para prevenir la violencia en general y contra la mujer.

¿Tiene algo que decir el super ex ministro de Educación Jaime Saavedra? Porque él fue quien la desactivó. ¿O es que nadie dice nada porque es precisamente el engreído político de un sector?

Me duele la muerte de Eyvi y anhelo que nadie más tenga que sufrir este tipo de violencia. No soy feminista y no necesito serlo para querer vivir en un país donde no tengamos que lamentar asesinatos de mujeres, violencia contra niños, abuelos maltratados y olvidados, explotación en los centros de trabajo.

Nos hacen falta familias fuertes que eduquen a sus hijos en el respeto hacia el otro, aceptando las diferencias. Necesitamos despojarnos de etiquetas y trabajar en aquello que nos une. Nadie quiere que sigan matando a mujeres indefensas, en eso no hay diferencias. A ver si de una vez por todas nos convencemos de que tenemos un enemigo común.