Gioia en italiano significa alegría y precisamente este sentimiento es el que quiere generar en los comensales el restaurante del mismo nombre. “La alegría de cocinar con plantas” es, específicamente, el mensaje que transmite Gioia, la propuesta gastronómica 100% basada en plantas que podemos encontrar en el hotel Palacio Duhau - Park Hyatt en Buenos Aires. Provecho estuvo de visita por la capital argentina y pudo conocer la experiencia que ofrecen.
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Este espacio, que es una de las tres propuestas gastronómicas del hotel, abrió sus puertas al público en octubre del 2021 con una carta totalmente vegana, creada a base de meses de trabajo previo en el que chefs aprovecharon su creatividad para lograr una oferta de almuerzos, cenas, snacks, dulces y bebidas.
Si bien en un principio fue todo un reto que un restaurante apostara por este estilo de gastronomía, poco a poco fueron logrando cautivar al público y lograr una cantidad considerable de comensales. Otro de los retos que tuvieron fue el de no reemplazar alimentos, es decir, su cocina no se basa en buscar reemplazos a las milanesas o hamburguesas, sino crear un plato diferente.
La carta se divide en tres secciones: Cereales y legumbres, vegetales y hongos. Una buena idea para disfrutar al máximo la experiencia en Gioia es pedir platos de las distintas secciones e ir compartiendo, que es lo que hicimos. Esta propuesta también es respaldada por el restaurante, ya que comiendo algo de cada sección, se consigue una comida más balanceada.
El espacio interior es íntimo y acogedor con un a decoración bastante minimalista, mientras que las mesas en el patio son las predilectas, gracias a la vista espectacular que se tiene del clásico Palacio Duhau y su hermoso jardín.
La experiencia
Para empezar pedimos un mocktail (bebida sin alcohol) que combina pomelo, Yerba Mate y soda. Refrescante, nada dulce y perfecta para no competir con los sabores de la comida que disfrutamos.
Un piqueo perfecto para compartir y que viene en una encantadora presentación es el pan brioche, manteca ahumada y los vegetales fermentados, encurtidos y Kimchi. A la mesa llegó una empanada de maíz nixtamalizado rellena de melena de león, servida con salsa llasgua. La masa estuvo crocante y bien sazonada, mientras que el relleno era sabroso, con una cantidad considerable de melena de león, lo que le da una textura casi carnosa.
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Continuamos la experiencia con un Ragú de Porotos (frejoles) mug y aduki, servidos con una tierra de avellanas, papel de coliflor y rulos de nabo. Este contundente guiso atomatado combinó perfecto con la textura crocante de las avellanas y fue uno de los favoritos.
La Ballotina de Puerros es de las preparaciones más curiosas, ya que combina el poro con alga nori, emulsión de liláceas y un suave y delicioso puré de cebollas. Si se trata de sorpresas, el ceviche de alcachofa (o alcaucil, como lo llaman en Argentina) es un claro ejemplo. Fresco, ligero y con el punto preciso de acidez, combina alcachofa con leche de tigre de vegetales confitados, palta, maíz y camote.
Un homenaje muy interesante a la cocina peruana fue el arroz meloso, que recordaba a los arroces con marisco, pero celebrando otros sabores. Con un toque picante, se acompaña con vegetales baby, un tofu en tempura delicioso y una huancaína digna del nombre, incluso sin llevar productos de origen animal.
Las frituras son gustitos infaltables y las Pakoras de Kale supieron saciar el antojo. Se trata de una especie de croqueta de kale frita servida con emulsión de repollo, pickles de vegetales y salsa de beterraga, cajú y lima.
El plato de fondo favorito, por el que volvería una y otra vez, es el Risotto de Quinua. El cereal estaba cocido en su punto y se sirvió con tomates en textura, crema de lima y eneldo, y polvo de tomate. El sabor recuerda al de un plato casero, reconfortante y perfecto para cualquier ocasión.
Probamos tres postres muy distintos entre si y especiales por diferentes motivos. El Babá al rhum combinaba un queque decadente y dulce con una pasta de castañas de cajú y sabores cítricos deliciosos. El Crumble de peras ofrecía el bocado perfecto cuando se juntaba con el sorbet de pera. Y, finalmente, el Bombón de chocolate ofrecía una interesante propuesta con un relleno de mousse, curd de mandarina, un crocante de cacao y cintas de zanahoria.
Sin duda alguna, Gioia Cocina Botánica es de los sitios a los que vale la pena ir más de una vez. Con una cocina bien pensada, variada, con mucho juego de texturas y sabores interesantes, se volvió una de las propuestas favoritas del viaje. Se aplaude la capacidad para hacer que una se olvide que no está comiendo carnes o productos de origen animal, y solo disfrute de la “alegría de cocinar con plantas”, como prometieron.
Gioia Cocina Botánica atiende desde las 12:30 p.m. hasta las 11:30 p.m. Se encuentran en el Palacio Duhau (Posadas 1350, CABA). Puede conocer más de su propuesta en el Instagram @gioiacocinabotanica.
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