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Fran Chuan medita todos los días. Es justamente en estos momentos de introspección cuando, dice, surge la creatividad. “Diez minutos de meditación profunda, equivalen a una regeneración orgánica de una hora de sueño”, señala. Con un discurso que evoca al coaching y la filosofía, la propuesta de Chuan para fomentar la innovación se basa en la creatividad, la curiosidad y la libertad del tiempo libre. Aunque sus métodos pueden sonar algo disruptivos, su pasado como como conferencista internacional, escritor de libros y advisor en innovación para empresas como Airbus, SAP, Merck, CIMSA y Granini, respaldan su método. El experto estuvo en el país como invitado de la , y aquí deja parte de su mensaje.

¿Qué debemos entender por innovación en plena era de la revolución digital?
Primero, que la innovación no es tecnología ni un cambio radical. Innovar es hacer cosas diferentes; incluso tomar una ruta distinta para llegar al trabajo. Si reduces el tiempo de viaje, ya es una innovación. No mitifiquemos la innovación. Para mucha gente mitificar es una excusa para no intentarlo. Todos innovamos a diario, es la forma de garantizar nuestro futuro, con aportes de nuevas soluciones de productos y servicios a necesidades diferentes en un entorno cambiante.

Pero no todo en el mundo empresarial es creativo…
Todos somos creativos de forma innata en nuestros espacios de ocio, donde las consecuencias no nos preocupan, pero no en espacios en los que si las cosas no funcionan nos pueden perjudicar. Observo permanentemente a personas que son más creativas en cuanto se liberan de la presión y las consecuencias del error. La innovación es la consecuencia de la creatividad más sudor.

¿Cómo desarrollamos esta habilidad?
La creatividad se desarrolla, como todo, con entrenamiento. Todos somos creativos, pero tenemos esta capacidad dormida, y hay que despertarla. Es un proceso que debe ser gradual. Para llegar a aprender técnicas de creatividad muy sofisticadas, primero debemos pasar por técnicas básicas como el brainstorming. Se debe sostener una cultura de la experimentación y el aprendizaje en la empresa, y entender que los errores siempre son lecciones que debemos tomar en cuenta.

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¿Cómo fomentar una cultura de la innovación?
Permitiendo que se aporten ideas desde cualquier posición, sin pensar en la pirámide jerárquica de la organización. Los líderes tienen que cambiar cómo gestionan sus empresas. Son tres los elementos que conducen a la innovación: curiosidad, creatividad y tiempo. Dos los tenemos dentro, el tercero me lo tienen que dar. Dar un tiempo de ocio a un colaborador no provocará que decaiga su rendimiento.

¿Y qué otros pasos deben dar las empresas?
Primero, tienen que diagnosticar dónde están sus fortalezas y sus frenos. De otra forma será como tirar los dardos a una diana con los ojos cerrados. Lo segundo es alinear a los directivos. Los gerentes y los mandos medios deben estar alineados en los conceptos fundamentales, para evitar que los mensajes que trasladarán hacia abajo sean dispares. Por último, se tiene que capacitar a los equipos de trabajo para tener pequeñas innovaciones con pequeños resultados, y de esta forma se descubra e interiorice que las técnicas de innovar son intuitivas y asequibles.

¿Cuáles son los principales obstáculos para ser innovador?
Los líderes y los mecanismos de recompensa y retribución. Si el bonus es por volumen de ventas, un colaborador no invertirá tiempo, sino en vender más. Pero si le decimos que una parte de su bonus será por incorporar nuevos productos o servicios todos los años, la gente empezará a innovar.

¿Un líder tiene que ser innovador?
No tiene que serlo. Un líder tiene que ser muy humilde. Si un líder cree que tiene todas las respuestas, puedo predecir su futuro: no durará mucho. Debe tener la humildad de consultar a sus colaboradores e incorporarlos en la búsqueda de las soluciones.

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