Primera dama de Japón criticada por visita a polémico santuario
Primera dama de Japón criticada por visita a polémico santuario

La primera dama de Japón, Akie Abe, ha publicado en fotos de su visita al polémico santuario de Yasukuni, ligado al pasado militarista nipón y criticado por países que fueron colonizados por Tokio como China o Corea del Sur.

El anuncio publicado en Facebook por la esposa del primer ministro Shinzo Abe ha desconcertado a los analistas locales al coincidir con el histórico acuerdo logrado en la víspera entre los Gobiernos nipón y surcoreano para solventar la disputa en torno a las esclavas sexuales.

 

戦後70年を迎えた平成27年。残すところあとわずか。今年最後の参拝・・・

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Este es el nombre que reciben los miles de mujeres -se calcula que unas 200.000, principalmente chinas y coreanas- que fueron obligadas a prostituirse por el Ejército Imperial japonés antes y después de la II Guerra Mundial.

El santuario tokiota de Yasukuni honra a los caídos por Japón entre finales del siglo XIX y 1945 y entre ellos se cuentan 14 políticos y oficiales del Ejército Imperial condenados como criminales de clase A por los actos cometidos durante la II Guerra Mundial.

Akie Abe colgó dos fotos del santuario en su página de la red social Facebook y escribió que esta sería su "última visita del año" 2015, fecha en la que se han cumplido 70 años del fin de la II Guerra Mundial.

La primera dama visitó el recinto en dos ocasiones anteriores este año y en ambas publicó fotos de su visita en Facebook.

El propio Shinzo Abe ha sido duramente criticado por Pekín y Seúl por visitar anteriormente este santuario, y de hecho no ha vuelto a acudir al recinto desde diciembre de 2013 para evitar dañar más las ya de por sí tirantes relaciones con sus vecinos.

El acuerdo logrado en la víspera entre Tokio y Seúl implica que Japón aportará 1.000 millones de yenes (8,3 millones de dólares) a un fondo de compensación para "honrar y restaurar la dignidad" de aquellas surcoreanas que fueron esclavizadas.

La decisión y las disculpas expresadas suponen un importante giro en política exterior para el Gobierno Abe, que ha sido criticado por defender posturas revisionistas sobre el colonialismo nipón en Asia oriental.

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