Oreopithecus bambolii, el llamado “hominoideo enigmático”, fue un primate endémico de Italia que vivió hace unos 7 millones de años. Desde que fue descubierto en 1958, los paleontólogos no se ponen de acuerdo: unos lo consideran un primate totalmente arborícola y otros creen que también era terrestre.
Hoy, un nuevo estudio publicado en la revista PNAS revela datos sobre las características anatómicas de este primate, concretamente, sobre la parte inferior del tórax -incluida la pelvis y las vértebras lumbares- que aporta nuevas pruebas de que este hominoideo podía caminar erguido sobre sus pies.
Liderado por Ashley Hammond, del American Museum of Natural History (AMNH), el estudio es una colaboración con científicos de la Universidad de Florencia, del Museo de Historia Natural de Basilea y del Institut Català de Paleontologia Miquel Crusafont (ICP).
Oreopithecus bambolii es un primate endémico insular que vivió hace entre 8,3 y 6,7 millones de años en la zona que actualmente integra la Toscana y Cerdeña (Italia) y que fue la única especie de hominoideo que sobrevivió a la crisis del Vallesiense, en la que se extinguieron muchos grupos de mamíferos en Europa.
El esqueleto más completo se descubrió en 1958 en una mina de carbón y corresponde a un joven adulto macho de unos 30 kilos bautizado “Sandrone”.
Su clasificación ha sido siempre un tema controvertido para los científicos, lo que le ha valido el sobrenombre de “hominoideo enigmático”.
Y es que, pese a ser uno de los fósiles más descritos en su esqueleto, la mezcla de características anatómicas le ha acercado a diferentes grupos: desde los cercopitécidos (primates como los macacos o los babuinos) a los primeros homininos, es decir, un ancestro del linaje humano.
Actualmente, la evidencia científica sitúa Oreopithecus dentro de los hominoideos, el grupo al que pertenecen los actuales grandes antropomorfos como los gorilas, chimpancés, orangutanes y humanos y que incluye otras especies de tamaño pequeño.
Pero si su clasificación taxonómica no ha estado exenta de debates, tampoco lo ha estado su locomoción, y mientras que algunos autores lo consideraron como un primate totalmente arborícola, otros sugieren que tenía un cierto grado de locomoción bípeda.
El nuevo estudio revela que el Oreopithecus “tenía cinco vértebras lumbares en lugar de las cuatro que tienen los grandes simios como los gorilas”, detalla Salvador Moyà-Solà, investigador ICREA y jefe del grupo de investigación en Paloprimatología y Paleoantropología del ICP.
La pelvis también tiene particularidades anatómicas que no habían sido observadas en otros primates, como la orientación transversal de las alas ilíacas o la longitud del isquion (hueso de la cadera), propias de los homínidos del Mioceno, puntualiza el estudio.
“El estudio de la pelvis claramente sugiere que tenía mucha más facilidad para adoptar una postura y locomoción bípedos que los simios actuales”, añade el investigador español.
Las nuevas cualidades anatómicas observadas, concuerdan con el hecho de que este primate vivía en una isla, lugares donde “hay pocos recursos alimentarios y pocos o ningún depredador”, explica.
“Como tenía poco peligro de ser depredado cuando bajaba de los árboles, el desplazamiento por tierra le habría permitido explorar ambientes más diversos en busca de alimento”, comenta Moyà-Solà.
“Si desde el principio se hubiese tenido en cuenta el factor de la insularidad en la evolución de Oreopithecus, su interpretación hubiese sido más sencilla, ya que pocos vertebrados son más especiales que los que se han originado en ecosistemas insulares”, concluye el investigador. (Con información de EFE)
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