LUIS SILVA NOLE

El guitarrista le canta casi al oído, como declarándole su amor. Las cuerdas trinan y el verso verdes mis algarrobos verdes encienden más sus achinados ojos. Como si al ritmo de la jarana, la dicharachera Giorgina Martínez Rivera se burlara de sus 110 años y volviera a los bríos de su primera juventud.

En su casa de Ciudad del Pescador, en Bellavista, Callao, la más longeva de las pensionistas de la Oficina de Normalización Previsional (ONP), piurana de pura cepa, celebra como antaño, al compás de la peña criolla Virgen del Carmen, también de la mencionada entidad.

No es su cumpleaños, celebra la vida, el familión que Dios le dio, el amor que ha reproducido en 15 hijos –8 de ellos ya fallecieron– 31 nietos, 64 bisnietos y 6 tataranietos. Celebra el recuerdo de su esposo Manuel Juárez Álvarez, quien en 1986 falleció a los 76 años y le dejó la pensión de viudez que mensualmente percibe: escasos 570 soles.

Baila sentada en su silla de ruedas. Zalamera, mueve los brazos y se la turnan sus hijos varones mayores: Felipe, de 82 años, y Eusebio, de 73. Con rítmicos aplausos siguen la escena inolvidable sus demás hijos: Alejandrina (78), Alejandro (64), René (62), Yolanda (59) y Lidia (58).

Hace ya varios minutos que abrió la caja con regalos que le trajeron los representantes del área de Responsabilidad Social de la ONP como parte de las actividades del programa Pensionista Centenario, que tiene la oficina desde mayo del año pasado.

Sus hijos recuerdan que, cuando eran chicos, en Vichayal, Sullana, Giorgina preparaba como los dioses cebiche, sudado de pescado y tollo aliñado. “Siempre comí pescado, mis hijos; pescado encebollado, pescado frito, siempre con su arroz y su menestra. Y por lo menos una vez a la semana tomaba mi chicha de jora, dice Giorgina cuando le preguntan el secreto de su vitalidad.

“Amo a mis hijos. Solo los dejaré cuando el Señor quiera que me vaya”, reflexiona la alegre señora.

Pero lo que se ve en la casa de Bellavista no deja dudas: la aman, desde el hijo más veterano hasta el tataranieto que va al nido. “Es un orgullo tener a mi madre con nosotros aún. Es la reliquia de la familia”, señala Felipe, el mayor de los Juárez Martínez.

MÁS DE 600 EN EL PAÍS Según Karina Mendoza Arias, supervisora de la Oficina de Responsabilidad Social de la ONP, existen 650 pensionistas del Estado de 100 a más años. “La mayoría vive en Lima. En general, nuestro pensionista de más edad en todo el país es Cristóbal Atahue Arias, de 111 años. Lamentablemente, no está muy bien de salud. Giorgina es nuestra pensionista mujer más longeva”, dice Mendoza.

Por el programa Pensionista Centenario, cada pensionista de 100 a más años recibe regalos y una canasta con víveres el día de su cumpleaños y eventualmente en fechas especiales. “Evaluaremos la idea de realizar un agasajo general para ellos”, señala la funcionaria.

Los pensionistas centenarios reciben su pensión en casa, previa solicitud. Según el área de Imagen de la ONP, esta entidad tenía hasta abril 494.966 pensionistas, de los cuales 334.382 eran jubilados. El resto era por viudez, invalidez, orfandad y ascendencia.

La ONP es la entidad con más quejas en la Defensoría del Pueblo. “Consideramos que el grupo etario octogenario en adelante requiere un esmero especial. Por eso saludamos que la ONP les brinde una atención preferencial. Sin embargo, esperamos que se atienda con igual celeridad a todos los pensionistas”, dice Eliana Revollar, jefa de la Oficina Defensorial de Lima.

LA CASA DEL PENSIONISTA ESTÁ EN INDEPENDENCIA La Oficina de Normalización Previsional (ONP) cuenta con la Casa del Pensionista, ubicada al costado de la plataforma de atención Lima-Norte de la ONP, en el sótano del Centro Comercial Plaza Norte, en Independencia.

“La Casa del Pensionista es un espacio de sociabilización, donde los pensionistas pueden asistir, entre otros, a talleres de marinera y computación”, explica a El Comercio Karina Mendoza Arias, supervisora de la Oficina de Responsabilidad Social de la ONP.

La casa atiende de lunes a viernes de 8 a.m. a 5 p.m. Mendoza no descarta que la atención se pueda ampliar a los sábados. La casa funciona hace dos años y cuenta con sala de video, una mesa de billar, otra de tenis de mesa, máquinas de gimnasio y espacios recreativos.

“Aparte de hacer música, en esta casa puedo intercambiar experiencias con otras personas de mi edad”, dice Daniel Purizaga, de 76 años, integrante de la peña Virgen del Carmen de la ONP. “Estaba subida de peso y con las máquinas de la casa he bajado”, indica Marcela Nery, de 65 años.