Paolo Guerrero. (Ilustración: Andrés Edery)
Paolo Guerrero. (Ilustración: Andrés Edery)
Miguel Villegas

En el pie, un cañón y en el pecho, una almohada. Y experto en jugar de Llanero Solitario. De hecho, si uno tuviera que elegir qué tipo de futbolista es , qué tipo de crack le presenta al mundo en su regreso a los Mundiales, tendría que decir que es una carísima rareza de ‘9’ con talento. Más goleador que , tan decisivo como en el 81, el capitán de Perú es un atacante con notable eficacia para el gol, un cazador que merodea, a tal punto que hoy es el máximo artillero peruano de selecciones en la historia (34). Su influencia en el marcador, sin embargo, se refleja también en el clima: el Estadio Nacional se llena por Guerrero. El aeropuerto se llena cuando llega Guerrero. La vida de la selección es un poco más feliz cuando sale del vestuario Guerrero. Es una bendición extraña e inexplicable que, como todo en el fútbol –ese tema menor–, solo debe agradecerse.

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