(Foto: Rolly Reyna)
(Foto: Rolly Reyna)

FUIMOS UN EQUIPO DE FÚTBOL

Si entendemos que no siempre el fútbol se mide por triunfos y que en los torneos mundiales han existido equipos espléndidos que se fueron derrotados, la actuación peruana, en su retorno a un torneo mundial, ha sido estupenda porque se llevó el reconocimiento de rivales, público y crítica internacional reconociendo un valor esencial en este deporte: tener un estilo de juego definido. Es lo más difícil de lograr. Un juego de conjunto con estilo propio. Se retornó a la raíz que identifica al fútbol peruano: el buen trato de balón y se sumaron virtudes inéditas como la disciplina táctica -no sufrimos goles en los minutos finales, no sufrimos goles producto de pelotas paradas-, la concentración y la fortaleza mental.

Lo señalado tiene aún más mérito porque se logró con jugadores que no tienen cartel de estrellas -solo dos juegan en Europa y en clubes pequeños: en Inglaterra y en Dinamarca-; la cotización económica de la oncena peruana fue una de las más modestas entre las 32 selecciones participantes; se utilizaron jugadores por debajo de los 25 años de edad y todos debutaron en un . Esta modestia de recursos se logró convertir en virtudes expresadas en tesón, entrega, coraje y buen juego.

El otro factor valioso es que Perú cuenta con un equipo base para afrontar la próxima y el próximo proceso eliminatorio. Las magníficas actuaciones de jugadores como Anderson Santamaría y Pedro Aquino anuncian que en el plantel existen, por vez primera en muchos años, jugadores que irán adquiriendo protagonismo. En esa línea merece un aplauso la idea del comando técnico de traer a Rusia a un equipo de 16 jugadores de la sub 20 como sparring en los entrenamientos. Una señal que fortalece la idea de generar jugadores con opción de integrar la selección mayor. La búsqueda más complicada será hallar delanteros capaces de reemplazar a Farfán y Guerrero. Pero la ruta hacia el futuro está trazada. El anuncio realizado hace tres años por Gareca y Oblitas: ampliar la base de nuevos jugadores, se está cumpliendo. Y la actuación mundialista demuestra que Perú puede ser protagonista porque se marchó en primera vuelta pero con el reconocimiento unánime de que mereció mejor suerte.

LA HINCHADA MÁS LINDA DEL MUNDO

El famoso jugador que viste la camiseta 12 y que tantas veces estuvo ausente, retornó con actuaciones espléndidas. La hinchada peruana fue un ejemplo y un modelo que cautivó. Su fervor sin pausa, incluso superando el dolor de las derrotas, inundó las calles de las ciudades rusas con hermosa alegría y con un buen comportamiento. En los estadios los hinchas peruanos fueron conmovedores. Con un aliento constante y una entrega total, vistieron de blanquirrojo las tribunas y convirtieron en estadios propios los tres escenarios en que la Selección jugó como si fuera local. A su vez, los técnicos rivales reconocieron un aliento tan singular, tan de corazón y los principales medios europeos --BBC, El País, Bild, France Football-- elogiaron la presencia peruana con un mensaje de vuelvan pronto con su alegría.

Un detalle de suma importancia es que los hinchas peruanos que viajaron desde Perú y desde diversos los lugares del mundo han sido, en su gran mayoría, gentes esforzadas que hicieron sacrificios económicos para alentar a los jugadores que representaron a un país. El gesto final de esta noble hinchada fue el grito de “Spasiva” (Gracias en ruso) que corearon en el estadio Fisch en Sochi como gesto de agradecimiento a la cálida hospitalidad rusa.

Ahora bien, más allá de la emoción hay un aspecto que ojalá se instale: si logramos cuajar este estilo de nueva hinchada que no grita, que no insulta y prefiere jugar desde las tribunas poniendo la misma entrega que los futbolistas, habremos dado un gran paso adelante y cuando vengan los próximos eventos --Copa América y Eliminatorias-- podremos aspirar a tener una de las mejores o la mejor hinchada del continente, esa hermosa marea rojiblanca vibrando en los estadios.

GARECA, OBLITAS Y GARCÍA PYE

Sin duda, el consenso mayor está en quienes condujeron y lideraron el camino a Rusia. su comando técnico y su equipo de colaboradores; el director deportivo y el gerente de selecciones , fueron los que condujeron y sostuvieron el proceso deportivo que hizo posible refundar el fútbol peruano; dotarlo de profesionalismo; incorporar criterios y elementos de trabajo modernos como los que se utilizan en Europa que sirvieron para conocer las aptitudes de nuestros jugadores, estudiar a los rivales y planificar el proceso de recuperación física partido a partido.

Dos logros mayores y claves fueron modificar la actitud de los jugadores. Se demostró que era posible cambiar la mentalidad y se dejó atrás al jugador temeroso y secundario para construir futbolistas con fortaleza mental, con confianza en sí mismos y con la necesaria concentración al momento de jugar los partidos. Junto a ello, se implantó el concepto de jugador profesional que se dedica a su labor y se comporta como tal. Se abolió el concepto de imprescindibles y se demostró que lo que prima es el trabajo serio y dedicado. Hoy existe una nueva generación con hábitos profesionales. El encierro en Moscú fue una muestra: dedicados a trabajar. Lograr una clasificación que hace apenas unos meses (octubre de 2017) era imposible y lograr una más que digna participación mundialista con jugadores que no tienen cartel internacional. La señal indiscutible de que detrás hubo talento y trabajo, mucho trabajo.

EL FUTURO

Existe una palabra que en el Perú no se suele entender ni admitir y es una de las razones de nuestro sub desarrollo en diversos ámbitos: Proceso. Toda actividad requiere de un proceso y una continuidad. Nada surge por generación espontánea. Todo requiere de un trabajo que tendrá altibajos, errores, dudas, caídas pero, sostenido en el tiempo por gentes con aptitudes, conducirá finalmente al éxito. Recordemos que a poco de iniciado el ciclo Gareca, hubo un sector de prensa y de opinión pública que, de manera irracional, exigió el despido del técnico "porque no se daban los resultados". Era obvio que, en los primeros meses, no iban a existir resultados. Cumplidos tres años de trabajo estamos frente a logros que han cambiado la faz deportiva del país y han inundado de júbilo a millones de peruanos. Ahora se abre un reto mayor: continuar con el proceso iniciado en marzo de 2015. Eso supone varios aspectos: mantener la ruta que tiene la selección mayor, potenciar el trabajado en divisiones inferiores, modificar la gestión de los clubes para pasar a tener un torneo interno competitivo y entender que la infraestructura es vital. ¿Se logrará mantener este proceso? ¿Se entenderá por fin que se requiere un trabajo constante para llegar a ser considerados una potencia futbolística sudamericana? ¿O volveremos a la eterna historia de lo que pudimos ser y no llegamos a ser?

EL ROL DE LA PRENSA

La prensa deportiva ha experimentado, en términos generales, un cambio favorable a lo largo de estos meses. Durante los 36 años de ausencia en un , un sector de la prensa deportiva se convirtió en un tenaz enemigo de la selección peruana. Sus ataques, diatribas e insultos eran tan desmesurados que muchos jugadores preferían no integrar la selección o asumían las convocatorias a sabiendas de que tendrían que soportar, ellos y sus familias, diversos vejámenes. Ese estilo de prensa ha disminuido notoriamente. Es verdad que no hay manera de saber cuántos son los que están agazapados para volver a un estilo que apunta a sacar provecho del lado autodestructivo que un sector de peruanos padece. Afortunadamente, la cobertura de estos meses muestra una luz de esperanza que surge de dos ámbitos: uno, periodistas experimentados que han sabido expresar el balance entre el elogio y la crítica válida; y, dos, jóvenes periodistas que son la renovación que se está dando en los medios y son parte de una generación que quiere recuperar el respeto a la profesión periodística y entiende que el amarillismo, los adjetivos, los insultos, la irracionalidad, solo conducen al desprestigio. Los meses siguientes habrán de mostrar si en este rubro también nos hemos profesionalizado como ha ocurrido con nuestros futbolistas.

Se cerró el para el Perú y el balance es singular: retornamos en primera vuelta pero es un retorno con alegría porque los hallazgos fueron más valiosos que los reveses. Quizá lo mejor que nos ocurrió como país en sea redescubrir lo que proclama la canción que baja de las tribunas: Cómo no te voy a querer.

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