Daniel Bedoya Ramos

Si algo caracteriza nuestra época es el para todo: para comprar desde cualquier lugar del planeta, ver series o películas en el autobús, llevar clases sin salir de casa, trabajar de manera remota, hacer algún trámite. Es decir, una lista interminable de actividades.

Además, la pandemia de COVID-19 también puso en evidencia la necesidad de acceder a Internet; sin embargo, ¿cuántas personas pueden contar con esta tecnología?, ¿cuánto se ha avanzado en la igualdad de acceso entre hombres y mujeres?

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Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), aunque el volumen de población usuaria de Internet ha aumentado de forma considerable en los últimos años, el porcentaje de mujeres que usa Internet aún está 3,4 puntos porcentuales (pp) por debajo de los hombres. Y no se trata solo de números.

El libro toma en cuenta la brecha digital que afecta sobre todo a peruanas. Y es que las desigualdades no se producen únicamente en el acceso a los equipos y a Internet. También hay desigualdad en el origen de la información, en la disponibilidad de contenidos y en la identidad de las personas que los emiten.

De manera general, la diferencia en el acceso a Internet entre hombres y mujeres se ha ido reduciendo. Pero hay detalles que cambian el resultado. (Imagen: INEI)
De manera general, la diferencia en el acceso a Internet entre hombres y mujeres se ha ido reduciendo. Pero hay detalles que cambian el resultado. (Imagen: INEI)

Al 2021, la diferencia de 3,4 puntos porcentuales entre hombres y mujeres se ha ido reduciendo progresivamente desde el año 2011, cuando la diferencia era de 7.8 puntos porcentuales. Pero, a pesar de esta considerable reducción, hay otros espacios donde las diferencias se mantienen o se han ido acentuando.

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Las diferencias en el acceso a Internet entre hombres y mujeres se ha ido acentuando en las zonas rurales. (Foto: INEI)
Las diferencias en el acceso a Internet entre hombres y mujeres se ha ido acentuando en las zonas rurales. (Foto: INEI)

Por ejemplo, cuando se trata de evaluar la situación según el área de residencia, la brecha se amplía en la zona rural: de una diferencia por 3 puntos porcentuales (pp) en la zona urbana se pasa a 8,8 pp. Una distancia que se ha ido incrementando desde hace 12 años, como se puede ver en el cuadro.

Esta misma diferencia se repite según la condición étnica. Las mujeres y hombres indígenas acceden a Internet en 39,5% y 50,8%, respectivamente, mientras que las mujeres y hombres no indígenas lo hacen en el 76,4% y 78,0%, respectivamente. Según el INEI, “las mujeres indígenas que viven en áreas rurales enfrentan las desventajas de la lejanía, la falta de medios de transporte y comunicaciones accesibles, y las múltiples discriminaciones enraizadas en las desigualdades étnicoraciales”.

Además…
¿Qué es la brecha digital?

La brecha digital puede tener diferentes interpretaciones. De manera general, Jurgita Sarkovaite, de Neo Consulting, indica que "normalmente se refiere a las falta de las capacidades digitales que tiene la población para el uso del aprovechamiento de la tecnología tanto en el ámbito laboral como personal". Se evalúa también la falta de profesionales, el uso eficiente de la tecnología y otros aspectos como el acceso a la tecnología y las diferencias entre los géneros.

¿Qué es la brecha digital?

Educación y trabajo

¿Cómo se entienden estas cifras que nos muestra el INEI? Para Jurgita Sarkovaite, gerente de Experience Design, en Neo Consulting, la brecha digital que existe entre los géneros es también bastante consistente con la brecha que existe en la actividad económica.

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“El acceso a la tecnología está relacionado a que efectivamente las mujeres tienen menor poder económico, menor porcentaje, digamos, de trabajo remunerado. Entonces, naturalmente hay un límite al acceso al tecnología”, explicó en comunicación con El Comercio. Pero, la diferencia va más allá de contar con equipos tecnológicos. También hay un aspecto social.

A raíz de la información del INEI, la especialista nos explica que hay un fenómeno preocupante en torno a las actividades de las mujeres en zonas rurales, donde también la conexión es limitada. “En la actividad económica que realizan, normalmente, las mujeres tienen roles un poco más tradicionales y eso limita el acceso también a la tecnología, a la disposición de tiempo después del poder adquisitivo para poder utilizar esto”, explicó. Una mirada compartida desde Flora Tristán.

Liz Meléndez, directora ejecutiva de la organización, indicó a este Diario que si bien es cierto que mujeres y varones suelen ir de forma paralela en el acceso a la educación, hay un momento en que esta situación cambia para las mujeres, principalmente por asumir roles reproductivos y de cuidado.

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“Creemos que es necesario hacer una investigación para estudiar a profundidad este efecto tijera que viven las mujeres. Por ejemplo, hace unos meses Flora Tristán y el Instituto de Estudios Peruanos hicieron una encuesta que determinó que en el 82% de hogares peruanos son las mujeres las encargadas de realizar labores domésticas y de cuidado. También se diagnosticó que las mujeres invierten 112% más de su tiempo en realizar estas labores”, indicó.

El uso de Internet es equilibrado entre las mujeres y los hombres. Sin embargo, la situación cambia de manera drástica cuando se trata de trabajo en el hogar. (Imagen: INEI)
El uso de Internet es equilibrado entre las mujeres y los hombres. Sin embargo, la situación cambia de manera drástica cuando se trata de trabajo en el hogar. (Imagen: INEI)

Por otro lado, Sarkovaite advierte sobre una segunda brecha en torno al uso que se le da a la tecnología, como la generación de contenido, lo que se podría explicar porque el sector tecnológico está dominado por hombres. “Eso creo que no es ningún secreto, y entonces también algo súper importante es que cuando se están diseñando las soluciones digitales, están diseñando la tecnología, se debe pensar en los diferentes tipos de usuarios, y se debe pensar de cómo las diferentes personas, en diferentes contextos, usan esa tecnología y testear con este tipo de usuarios”, detalló.

¿Cómo superar esta diferencia de género?

Las brechas que generan desigualdades no se pueden superar por sí solas. Se necesita mucho trabajo. Como lo han señalado las especialistas, el problema no solo radica en un tema de acceso al mundo digital, también se debe tomar en cuenta el manejo y uso de herramientas digitales. Toda esta situación se torna más difícil para las mujeres en un contextos de discriminación.

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Por un lado está la infraestructura. Según Sarkovaite, el Perú es un país de fuertes contrastes y en zonas urbanas puede ser de referencia en la región, “pero también hay brechas más sistemáticas, más estructurales, que se tiene que trabajar, y el Estado y las empresas privadas tiene que tener una colaboración para atender esas brechas”.

Comentó que la pandemia empujó a la digitalización, sobre todo de los servicios. Pero aún hay mucho por trabajar. En ese sentido, Meléndez planteó que desde el Estado no solo se deben impulsar políticas que promuevan un acceso adecuado al Internet.

“También se deben realizar programas de capacitación y alfabetización digital para garantizar un buen uso y manejo. Especialmente en poblaciones con especial condición de vulnerabilidad, como las mujeres, poblaciones indígenas, infancias, personas adultas mayores, entre otros”, explicó. Y es que el mundo es cada vez más digital y muchos peruanos y peruanas corren el riesgo de quedarse atrás.

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