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Amplían por primera vez el código genético que crea la vida - 1
Redacción EC

Todo lo que vive y alguna vez vivió, desde organismos unicelulares hasta seres vivos tan complejos como una persona, se basa en lo que designan dos pares de letras: A-T y C-G. Combinadas, estas letras que llamamos bases escriben el ADN y contienen la información genética de todos los organismos vivos.

Y lo que acaba de lograr científicos estadounidenses es agregar dos letras (X e Y) más a ese alfabeto de la vida, y crear una bacteria capaz de asimilar y propagar ese código extendido de forma artificial.

"Toda la vida que conocemos está codificada con esas cuatro letras que forman dos pares de bases", dijo a la BBC Floyd E. Romesberg, del Instituto de Investigación Scripps en California (EE.UU.) quien dirigió el equipo cuyo logro publica la revista científica "Nature".

"Lo que hemos hecho es un organismo que contiene estos dos más un tercer par no natural de bases de forma estable", explicó Romesberg. ¿Qué significa esto? Nada menos que la demostración de que es posible expandir ese alfabeto con letras y funciones inéditas y crear así nuevas formas de vida artificiales.

La idea que rige esta y otras investigaciones de biología sintética, un controvertido campo de la ciencia que avanza a gran velocidad, es la de poder diseñar y fabricar organismos vivos cuyo ADN se escriba y programe como el sistema operativo de una computadora.

¿Y para qué querríamos fabricar seres vivos artificiales?

Según los científicos, para otorgarles nuevas funciones útiles, como producir nuevos fármacos más eficientes, limpiar desechos tóxicos o convertirlos en combustible.

"Esto demuestra", dijo Romesberg, "que son posibles otras soluciones para el almacenamiento de información y nos acerca a una biología de expansión del ADN que tendrá muchas aplicaciones emocionantes, desde nuevos medicamentos a nuevas formas de nanotecnología".

LETRAS INTRUSAS

El desafío era grande para los científicos del laboratorio de Romesberg, que trabajan en ello desde finales de la década de 1990.

El nuevo par de bases funcionales de ADN debía estar unido con la misma afinidad que tienen los pares de bases de nucleósidos naturales adenina-timina y citosina-guanina, cuyas iniciales forman todo código genético.

Además, las bases intrusas tendrían que alinearse de forma estable al lado de las bases naturales en un tramo de la estructura de ADN y evitar ser atacados y eliminados por los mecanismos naturales de reparación del ADN.

"Estos pares de bases no naturales habían funcionado muy bien in vitro, pero el gran reto fue conseguir que funcionen en el entorno mucho más complejo de una célula viva" dijo Denis A. Malyshev, miembro del laboratorio Romesberg y autor principal del nuevo estudio.

Hasta el momento, el nuevo par introducido no juega un rol activo en la biología de la bacteria. Pero el equipo de Romesberg planea cambiar eso y dar en el futuro alguna función a X e Y.

La meta ahora, según los autores, es añadir nuevas letras que no solo se integren y repliquen sin problemas en el código genético de un organismo vivo sino que valgan para fabricar proteínas hechas con componentes nuevos que no se encuentran en la naturaleza.

VIDA ARTIFICIAL

Los avances de la biología sintética no están, sin embargo, excentos de polémica. Mientras algunos advierten sobre los riesgos aún desconocidos que puede implicar la creación de formas de vida artificiales, sus promotores se entusiasman con las posiblidades de diseñar un futuro basado en esa biología.

Lo cierto que es que en los últimos años -y en las últimas semanas, sin ir más lejos- hemos visto cada vez más noticias de nuevos logros científicos que apuntan a ese futuro.

En este nuevo caso, los investigadores afirman que el sistema que han producido es muy seguro y que la bacteria semisintética no puede replicar y mantener su ADN ampliado salvo en unas condiciones muy específicas.

"Si se volcara el frasco en el suelo y se adhirieran a tus zapatos y caminaras hacia afuera, los organismos estarían liberados en el medio ambiente, pero no tendrían los trifosfatos que les proveemos y no serían capaces de replicar ADN con el par de bases artificial", explicó Romesberg a la BBC.

"Lo que preocupa a la gente, y con bastante razón, es que si estamos rediseñando sistemas biológicos, ¿cuál es la posibilidad de que esos diseños sean tomados por los sistemas naturales?", dijo a la BBC Paul Freemont, de la universidad británica Imperial College London.

"Claramente, ese es un temor para todo este campo. Y lo que esto nos permitirá potencialmente es pensar en diseñar ADN como un código sintético que no podría ser copado o interferido por un sistema biológico viviente normal", opinó el investigador, que también aplaudió el avance de los científicos del Instituto Scripps, al ser consultado por la BBC.

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