Amazonía.
Amazonía.
Diego Suárez Bosleman

A inicios de este año la población en la costa recordó lo vulnerable y esencial que es el agua. El fenómeno de El Niño costero trajo consigo en marzo cortes constantes de este servicio, así como su desabastecimiento en tiendas y mercados. Pero -sin el afán de alarmar- este escenario de escases podría darse de una forma más frecuente, y sería consecuencia de un acontecimiento que ocurre a cientos de kilómetros de Lima: el daño de la Amazonía producto del cambio climático.

-Fuente de agua-
Los recursos hídricos son extremadamente sensibles a los cambios del clima. Se obtienen principalmente de tres formas: agua subterránea, lluvias, y ríos. De estas fuentes, la segunda es la principal, y cabe resaltar que el 97% de las precipitación a nivel nacional se concentra en la Amazonía.

"La precipitación es esencial para hablar de recursos hídricos y para disponer de ellos. Mucha gente piensa la principal fuente de abastecimiento de agua natural son los glaciares, pero no es así. Estos aportan también, pero la precipitación lo hace en mayor proporción", le dijo a El Comercio Jhan Carlo Espinoza, investigador científico en hidroclimatología del Instituto Geofísico del Perú (IGP).

Las ciudades de las costa son abastecidas en su mayor parte por 53 ríos, los que a su vez se alimentan por las lluvias en los Andes. Pero estas precipitaciones -en gran medida- ocurren por la humedad que es transportada de la Amazonía a la sierra.

"Un amplio porcentaje de la lluvia que cae en los Andes viene de la humedad de la Amazonía. Hay que entender que cuando comemos un tomate, así sea proveniente de Huancayo, gran parte de la humedad que lo alimentó vino de la Amazonía", recalcó el especialista.

Según explica Espinoza, esta humedad que se produce en la región amazónica está influenciada por su bosque, el más grande del mundo. Cada uno los árboles de esta zona capta la lluvia y la recicla; es decir, se alimenta de esta y luego la libera como humedad a través de un proceso conocido como evapotranspiración. Se estima que el 50% de la precipitación en la Amazonía se debe a este mecanismo natural.

"La humedad viene desde el Océano Altántico, precipita en la Amazonía brasileña, el bosque evapotranspira, y esa humedad reciclada llega hacia nosotros. La precipitación que cae en la Amazonía peruana tiene todavía un porcentaje más alto de este proceso de evapotranspiración que la de otras regiones amazónicas; dicho en otras palabras, dependemos más de este mecanismo que la Amazonía brasileña", agrega el especialista.

-La amenaza-

La Amazonía es el motor que permite el correcto ciclo del agua. Pero actualmente se ve afectada por los efectos del cambio climático. De acuerdo a datos del Fondo mundial para la Naturaleza (WWF), las lluvias en toda la región amazónica -que abarca 8 países- se han reducido en un 69%.

Esto se ve reflejado en una disminución de los caudales de los ríos, lo que pone en riesgo a los pueblos indígenas de dicha región. 

"Tienes población indígena y pueblos en contacto inicial y aislamiento voluntario que viven de los ríos, y con escenarios de menor precipitación, tienen mayores problemas en el tema de alimentación y de transporte", advierte, Lucía Ruiz, directora adjunta de WWF Perú.

La experta agrega que el tema de transporte fluvial está en ciertos casos relacionado con la salud. "Con ríos demasiado bajos no puedes sacar de ahí a los enfermos", recalca. Y respecto a los alimentos, señala "que los animales pueden terminar migrando".

Por otro lado, estudios del IGP han comprobado que los períodos secos de la Amazonía -días en los que no llueven- se están haciendo cada vez más largos. Por ejemplo, si antes se tenían 60 días secos, ahora son 90.

Esta situación es preocupante, porque al aumentar este período sin lluvias, los árboles deben utilizar las reservas de agua que hay en el subsuelo. Y al acabarse, comienza el estrés hídrico, que se traduce en la muerte de los árboles y en un aumento en el riesgo de incendios forestales, lo que libera dióxido de carbono (CO2) a la atmósfera.

Pero no queda ahí, esta reducción de las lluvias en la Amazonía y el aumento de su período seco, provoca también la reducción de los caudales de los ríos de la sierra y la costa, así como una menor precipitación en ambas regiones. 

Esto no solo compromete el acceso a agua potable, sino también el energético, pues parte de la electricidad del país proviene de centrales hidroeléctricas -la hidroeléctrica de Mantaro genera casi la mitad de energía del Perú-. Asimismo, la producción agroexportadora nacional -centrada en la costa- también vería afectada por la falta de lluvias.

-Predicción-

La situación no es positiva. De no tomarse las medidas necesarias para mitigar los efectos del cambio climático, los escenarios planteados por los especialistas del IGP indica que la Amazonía podría convertirse en una sabana, un ecosistema seco que tiene árboles más pequeños y es húmedo solo en períodos cortos.

"Este escenario se podría notar con mayor fuerza para el 2030 o el 2050. Este cambio sería abrupto e irreversible; es más, ya viene ocurriendo en ciertas zonas de la Amazonía, sobre todo en la región sur", afirma Espinoza, quien agrega que la solución para este problema está en una mayor inversión en la investigación científica, para así contar con un equipo de expertos que permita incrementar el estudio de estos problemas y hallar medidas de adaptación.

Para la directora de la WWF Perú, acciones como un buen manejo del agua del subsuelo, y evitar la deforestación y la agricultura excesiva en las zonas altas de Lima pueden ayudar a tener un mejor control de los recursos hídricos.

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