(Foto: Hipopótamos)
(Foto: Hipopótamos)
Redacción EC

Un publicado recientemente en la revista ‘Science Advances’ ha constatado que la drástica disminución de la población de en puede llevar a que, en décadas, escaseen los peces en ríos y lagos, fuente de alimento de millones de personas. El motivo es que las heces de estos son un auténtico foco de silicio para los ecosistemas acuáticos, fundamental para el crecimiento sostenible de estos.

En la sabana Africana, cada día los hipopótamos comen docenas de kilogramos de hierba. Durante la mañana, descansan y se protegen del calor dentro del agua, donde también van a parar toneladas de kilos de heces. Y como la hierba de esta región es alta en silicio, las excretas de estos cuadrúpedos –cargada con este elemento químico- terminan fertilizando el agua y propiciando el balanceado crecimiento de las diamotemas, un grupo de algas unicelulares que constituye uno de los tipos más comunes de fitoplancton.

«Los hipopótamos actúan como una especie de bomba de nutrientes desde tierra hasta ríos y lagos», ha dicho Jonas Schoelynck, profesor en la Universidad de Amberes y primer autor del estudio.

Las diamotemas cumplen un rol indispensable en los ecosistemas acuáticos al fijar el dióxido de carbono. La disminución en la población de hipopótamos, debido a la caza y a la pérdida de su hábitat, pone en riego el crecimiento de dicha alga y, por el contrario, favorece el crecimiento de otro tipo de algas que consumen todo el oxígeno del agua, lo que acaba matando a todo tipo de animales.

“Hasta ahora, no se sospechaba que los animales que pastan pudieran tener tanta influencia en el transporte de silicio desde tierra hasta los lagos”, ha dicho en un comunicado Patrick Frings, investigador en el Centro Alemán de Investigación de Geociencias y coautor de la investigación. “Este proceso es crucial para todo el ecosistema agua-tierra. Sin embargo, lo habíamos pasado por alto”.

Muchos estudios han mostrado que la productividad de muchos lagos africanos muy importantes, como el lago Victoria, Alberto, Malawi o Tanganika, depende de la llegada de silicio a través de sus ríos.

“El Lago Victoria, al que desemboca el río Mara, puede sobrevivir bastantes décadas con su suministro actual de silicio”, ha dicho Jonas Schoelynck.

“Pero, a largo plazo, probablemente habrá problemas. Si las diatomeas no obtienen suficiente silicio, serán sustituidas por una plaga de algas, lo que llevará a todo tipo de consecuencias indeseables, como el agotamiento del oxígeno en el agua y la consiguiente muerte de los peces. Y la pesca es una importante fuente de comida para la gente que vive en el Lago Victoria”, ha precisado.

El Lago Victoria es el lago tropical más grande del planeta, produce un millón de toneladas de peces cada año y da empleo a unas 200.000 personas y alimenta a otras 40 millones que viven en los alrededores.

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