Chile, El Mercurio/GDA
COPENHAGUE. Los asteroides son un área que cada vez genera más interés para la ciencia. Las razones son varias, partiendo desde la posibilidad de explotar sus minerales hasta el peligro que algunos pueden representar para la vida en la Tierra.
Pensando en este último punto, un grupo de empresarios e ingenieros de Dinamarca está desarrollando un proyecto que busca crear un método de defensa ante el posible impacto de uno de estos objetos.
Bautizado como el "Proyecto de Defensa de Asteroides de Emergencia" (EADP, por sus siglas en inglés), la agrupación propone la creación de un sistema de protección basado en una nave espacial que puede viajar hasta el asteroide con una bomba nuclear a bordo, para destruirlo o al menos dejarlo en piezas suficientemente pequeñas como para que no representen peligro para el planeta.
Si la idea suena parecida a la trama de "Armageddon" es porque lo es, con la diferencia de que la nave iría sin tripulación, actuando en base a los comandos recibidos desde la Tierra.
El proyecto buscará financiamiento durante este año para su desarrollo pero la idea está suficientemente avanzada como para tener una noción de cómo operará: una nave, bautizada como "HAIV" (siglas en inglés de "Vehículo de impacto de asteroide a hipervelocidad") será enviada a bordo de un cohete, y al llegar al asteroide se separará para actuar en dos fases: la primera será un choque con el objeto para hacerle un hoyo, para luego enviar la bomba nuclear para su detonación.
Según detalla EADP en su sitio web, el desarrollo está pensado como una "última opción" en el caso de, por ejemplo, una detección tardía del asteroide o cuando otras medidas de protección no han funcionado.
Por lo mismo, confían en que cualquier problema legal que pueda generar el envío de una arma nuclear sea alivianado por un acuerdo mundial de defensa.
El desarrollo será rápido, según indicó el equipo del proyecto al Daily Mail.
En 2018 ya esperan tener una versión de HAIV que pueda destruir asteroides de 50 metros de diámetro, mientras que para fines de la década esperan poder tratar con otros de hasta 300 metros.