Desde que se hicieron populares los jabones antibacteriales en la década de los 90, muchos consumidores empezaron a usarlos en reemplazo de los jabones tradicionales. Sin embargo, recientemente la Administración de Alimentos y Fármacos de los Estados Unidos (FDA) ha señalado que no existe evidencia que respalde que el jabón antibacterical previene la proliferación de gérmenes.
La mayoría de jabones antibacteriales tiene entre sus principales componentes químicos al triclosán. En diciembre del año pasado, la FDA alertó que dicho componente tendría efectos negativos y pidió a los fabricantes probar lo contrario. De no poder hacerlo hasta el 2016, deberán remover sus productos de los estantes.
Existen estudios que prueban que, efectivamente, dichos jabones matan las bacterias de una persona un poco mejor que los jabones tradicionales, pero lo que la FDA quiere es que prueben que reducen también las tasas de infección. Hasta ahora, no existe evidencia que indique que el triclosán puede reducir la transmisión de infecciones respiratorias o gastrointestinales.
El agente químico triclosán, también presente en desinfectantes para baños y cocinas, además presenta otro riesgo: tiene el potencial de crear bacterias resistentes a los antibióticos. Según los expertos, si un químico se utiliza con frecuencia, va a matar a las bacterias, pero además va a permitir que prolifere un subconjunto de bacterias resistentes.
Además, hasta el momento no se ha podido probar que el jabón antibacterial sea más beneficioso para la salud que el jabón tradicional. “Imagino que existen muchos consumidores que asumen que usando un producto antibacterial, están protegiéndose a sí mismos y a sus familiares de la enfermedad, pero no tenemos ninguna evidencia de que sea mejor que el simple método de jabón y agua”, señaló la directora de la FDA, Sandra Kweder, a la agencia AP.
Dato: El triclosán se encuentra en aproximadamente el 75% de los jabones líquidos antibacteriales y en más del 93% de los jabones de barra.