México. La contaminación en la Ciudad de México, agudizada por los cerca de 400 incendios que se han registrado en los últimos días en el centro del país, puede conllevar severos problemas de salud.
Estos son algunos de los efectos que ocasiona este problema en la salud de las personas y las recomendaciones para prevenir esos daños:
En el mundo 1,3 millones de personas mueren en un año a causa de la contaminación atmosférica urbana. Quienes viven en ciudades con altos niveles de contaminación padecen más enfermedades cardiacas, problemas respiratorios y cánceres de pulmón en comparación a quienes viven en zonas urbanas donde el aire es más limpio.
Las personas con asma afrontan un riesgo mayor de sufrir una crisis asmática los días en que las concentraciones de ozono a nivel del suelo son más elevadas. Y vivir expuesto durante varios años a concentraciones elevadas de material particulado aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
En 2010 se produjeron 223.000 muertes por cáncer de pulmón en todo el mundo atribuibles a la contaminación. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si se redujera la contaminación con partículas (PM10) de 70 a 20 microgramos por metro cúbico es posible reducir la mortalidad en 15 % por esta causa.
Cabe precisar que las partículas más dañinas para la salud son las de 10 micrómetros o menos, que pueden penetrar y alojarse en el interior profundo de los pulmones.
Por otra parte, el exceso de ozono en el aire puede causar problemas respiratorios, asma, reducir la función pulmonar y originar enfermedades pulmonares. El dióxido de nitrógeno aumenta síntomas de bronquitis en niños asmáticos y disminuye el desarrollo de la función pulmonar. Y el dióxido de azufre inflama el sistema respiratorio, provoca tos, secreción mucosa y agravamiento de asma y bronquitis crónica.
- Recomendaciones para la salud -
Entre las recomendaciones para proteger la salud están evitar exponerse al ambiente externo, especialmente niños, mujeres embarazadas, adultos mayores y pacientes con enfermedades crónicas.
Lo ideal es evitar salir en lo posible de hogares u oficinas. Mantener cerradas ventanas y puertas. Evitar el uso de lentes de contacto. No fumar. Evitar hacer ejercicio al aire libre. Usar lo menos posible el auto. Suspender el recreo y las actividades al aire libre en los centros escolares. Hidratarse adecuadamente, comer frutas y verduras.
También se debe evitar automedicarse y en caso de malestar visitar al médico. Estar atentos a las indicaciones de las autoridades. Utilizar cubrebocas al permanece al aire libre. Formular políticas públicas e intervenciones firmes para disminuir este problema. Trabajar de manera común y comprometida para la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero derivas de sequías, quema de leña, incendios. Y promover el reciclaje y cuidar la zonas verdes.
Fuente: EFE