¿Te has puesto a pensar alguna vez por qué, con tantos pájaros que hay en las ciudades, los parques, los bosques, no vemos sus cadáveres en el suelo más a menudo?
"Es una muy buena pregunta, pero algo complicada de responder", dice el ornitólogo Mauricio Álvarez.
"Cuando uno va a una colonia de aves, uno sí ve pájaros muertos por todos lados y hay un olor fuerte. En la selva es muy difícil encontrar algo muerto porque inmediatamente llegan escarabajos o algún bicho y se lo traga".
"Yo hice un trabajo sobre aves migratorias en Providencia, Colombia, y tras una sesión de trabajo, mientras estábamos en la playa, vimos a unos pájaros llegando que apenas alcanzaron la playa, se desplomaron. Venían apenas con las fuerzas para llegar. Recogimos cuatro pero solo sobrevivieron dos".
Los de la ciudad sencillamente "desaparecen", dice Álvarez.
"Ya sea porque se los come un gato o quedan escondidos entre las plantas o debajo de algo".
Y, como su masa corporal es tan liviana, sus cuerpos se descomponen rápidamente.
De hecho, según indica el asesor de la Real Sociedad para la Protección de las Aves Lee Hollingsworth, como muchas otras criaturas, cuando se sienten enfermos, también se sienten vulnerables y buscan refugio en un lugar aislado.
Si el descanso no los mejora, mueren escondidos y nadie los encuentra.
O quizás sí. Carroñeros y depredadores, como las ratas, gatos y zorros, merodean los escondites en busca de presas débiles o muertas.
En cualquier caso, esos son los más afortunados: los que tienen una muerte natural, pues desde antes de morir, ya hay muchos tras sus cuerpos.
La mayoría de los pájaros pequeños caen en las garras de sus depredadores cuando son muy jóvenes. Para compensar, estas especies de aves tienen muchas crías y se pueden reproducir a una edad temprana.
Es por eso que no los vemos a menudo tirados en las calles, los jardines, ni los parques.
Lo curioso es que ...
Cuando vemos aves muertas, nos asustamos
Aunque hoy en día no nos inquietan tanto como en el pasado.
Ahora, cuando hay noticias como la de la reciente muerte de 25 cuervos en Ohio, Estados Unidos, los científicos acuden a investigar.
Aun así, según reportes, a los vecinos del lugar en donde los encontraron, les inquietó verlos: ¿se trataba de una enfermedad o del fin del mundo?
Y es que, todavía quedan muchos rezagos de supersticiones y leyendas que han acompañado a tantas civilizaciones por tiempos inmemoriales.
Los ya mencionados cuervos, por ejemplo, en algunas culturas eran considerados oráculos y símbolos de la muerte.
En la mitología nórdica, Odín, el padre de todos los dioses, iba siempre acompañado de dos cuervos que le contaban todo lo que pasaba en el mundo.
En la mitología griega, las plumas de los cuervos eran originalmente blancas, pero el dios Apolo los castigó y los volvió negros.
La Biblia, aunque los califica de "impuros", también aconseja observarlos y aprender de ellos, pues"somos enseñados por las aves".
La lista es larga, y se multiplica por la cantidad de pájaros de buen o mal agüero, por lo que no sorprende que los tengamos tan arraigados en nuestra psiquis.
Pero además, la reacción ante lo inexplicable, particularmente si tiene que ver con la muerte es a menudo algo muy parecido al temor.
Piensa en este caso:
El misterio de los pájaros que explotaban
Nevada, EE.UU., desde hace mucho tiempo tiene la reputación de ser un lugar en el que ocurren cosas extrañas: objetos voladores no identificados y teorías de conspiración extrañas.
Pero en 2013, algo muy raro ocurrió en el cielo, y esta vez no había duda de que era real.
Un fotógrafo local contó que estaba filmando cuando vio unos objetos móviles que cambiaban de dirección -hacia arriba y abajo, hacia adelante y en reversa- y explotaban, pero no entendía qué eran.
Cuando examinó el video con cuidado, pudo ver que aleteaban.
Los funcionarios responsables de la vida silvestre encontraron cuerpos de pájaros que habían caído de un cielo despejado.
Había unas 83 especies distintas, desde picaflores hasta halcones, que solo tenían una cosa en común: sus plumas estaban como abrasadas y fragmentadas.
Todas esas aves habían sido quemadas vivas. Por el Sol. Con ayuda del hombre.
La clave del misterio está en Ivanpah, una planta eléctrica muy particular, ubicada en el desierto de Mojave en California, cerca de Primm, Nevada.
300.000 espejos reflejan el sol del desierto en un receptor central, lo que hace que hierva agua para producir vapor que genera energía.
Una magnífica obra de ingeniería con un inesperado efecto secundario.
Un experimento en energía verde que creó un rayo solar mortal, que alcanzatemperaturas de hasta 1.000º centígrados.
En este caso, el misterio sobre los pájaros que morían en el aire se develó. Pero hay otros que siguen sin explicación.
El pueblo dónde las aves se suicidan
Cada año, tras la temporada del monzón, en septiembre y octubre, poco después del atardecer y en oscuras noches sin Luna, bandadas de pájaros de diferentes especies se congregan en grandes números y vuelan en círculos hasta que se estrellan violentamente contra el piso, los árboles, las casas, dejando el suelo repleto de cuerpos rotos, frenéticos aleteos y muerte.
El lugar en el que se dan esa espantosa cita se llama Jatinga, un pueblo del estado de Assam en India.
Y el enigma no acaba ahí.
El fenómeno está confinado al kilómetro y medio que mide el pueblo.
Las aves vuelan hacia fuentes de luz.
Además, las investigaciones muestran que la mayoría son diurnas, de manera que no deberían siquiera estar activas a esas horas de la noche.
Los primeros que observaron esta muerte masiva de pájaros fueron los Zema Nagas, la tribu nativa del área. Les aterrorizó, pues pensaron que el fenómeno era obra de dioses malvados y en 1905 vendieron su tierra a los Jaintias, quienes interpretaron el portento como un regalo de los dioses.
Los científicos, tras aclarar que no se trata de un suicidio, han emitido varias teorías para explicar lo que ocurre, entre ellas la desorientación a grandes altitudes y grandes velocidades en medio de la niebla que es característica en esa época.
Otra posibilidad es que los pájaros, en su mayoría jóvenes y migrantes locales, son perturbados por vientos fuertes en sus nidos. Cuando un ave vuela en esas condiciones, busca la luz como refugio.
O quizás los cambios en el clima afectan los campos magnéticos en el área, perjudicando la habilidad de navegación instintiva de los pájaros.
En cualquier caso, las muertes, aunque desconcertantes, no son lamentadas por los locales, quienes no pierden la ocasión para terminar de matar a las aves con palos de bambú, para luego comérselas con fruición.